Una historia de amor de Hollywood consigo mismo se convirtió este domingo en la favorita oficial de la temporada de premios de la industria con un triunfo sin precedentes en los Globos de Oro. La La Land, una comedia musical que celebra en tono optimista todo lo que el cine piensa de sí mismo y de Los Ángeles. Este año, el cine baila con Ryan Gosling y Emma Stone.
La competencia real este año estaba en la categoría de drama. Moonlight, la emocionante película de Barry Jenkins sobre la infancia y juventud de un hombre negro en un barrio marginal de Miami en los ochenta, se llevó el premio por delante de la otra favorita, Manchester frente al mar. Fue el único galardón que tuvo esta enorme película pequeña, que se basa en la propia experiencia del director, Barry Jenkins, y el guionista, Tarell Alvin McCraney. Ambos vivieron infancias en Miami muy parecidas a la del protagonista, con madres adictas en medio de la epidemia de crack que arrasó las comunidades pobres y negras de la ciudad.
Casey Affleck, con una interpretación magnética de un hombre destruido por dentro por la peor tragedia imaginable y que debe sacar fuerzas de donde no hay para hacerse cargo de su sobrino en Manchester frente al mar, ganó el premio al mejor actor. Isabelle Huppert, protagonista de la francesa Elle (premiada como mejor película extranjera), se impuso como mejor actriz frente a las estrellas norteamericanas Natalie Portman (Jackie), Amy Adams (La Llegada) o la muy celebrada Ruth Negga en Loving.
En las categorías de televisión, Atlanta, la serie de Donald Glover, es la mejor serie del año en opinión de estos premios en el apartado de musical o comedia. The Crown, la historia de una joven reina Isabel de Inglaterra, es el mejor drama.
Los ganadores vienen a confirmar el gusto de la Asociación de la Prensa Extranjera por premiar siempre que puede talento nuevo en vez de homenajear repetidamente a la opción más conservadora, como suelen hacer los Emmy. Los Globos disfrutan tocando con su varita series nuevas que, en general, merece la pena conocer, en vez de premiar todos los años a Veep o a Juego de Tronos, que por supuesto estaban nominadas. Atlanta y The Crown entra en la categoría de las series descubiertas por los Globos para el gran público.
Los actores de televisión
Claire Foy, la protagonista de The Crown, recogió el premio a mejor actriz en drama de televisión. Lo mismo puede decirse de la victoria de Tracee Ellis Ross por su papel Black-ish, nominada por primera vez. En la sala estaba Julia Louis-Dreyfus, nada menos, leyenda de la televisión. Y otro buen ejemplo de esta tendencia es que Donald Glover, creador de Atlanta, se impusiera a Jeffrey Tambor, el alma de Transparent, o a Gael García Bernal, que volvía a estar nominado por su director de orquesta de Mozart in the jungle.
Pero el momento más emocionante de la noche en ese sentido fue el premio honorífico Cecil B. De Mille a la que es probablemente la mejor actriz viva, Meryl Streep. Si la voz afónica que tenía al recoger el premio era un truco de actriz, realmente consiguió encoger el corazón de los presentes. “Hollywood, prensa y extranjeros, las tres cosas más odiadas ahora mismo”, repitió.