El remake de IT (Eso) ha sido un éxito, así lo dice la crítica sobre el trabajo del director argentino Andy Muschietti que ha batido un récord en EEUU, se ha convertido en el estreno de una película de terror con mejor recaudación en las primeras semanas en cartelera.
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Es un drama de terror sobrenatural, en el que el clown regresa para atormentar a una pandilla de chicos, objeto, todos, de abusos en diferentes niveles, que se encuentran en el umbral de la adolescencia, y que materializa, en cada uno, sus peores temores en diferentes manifestaciones. Por presentarse siempre de manera imprevista y sin identificación, a la endemoniada aparición se le denomina permanentemente como Eso.
En "IT" (Eso), el best seller de Stephen King, el director argentino Andy Muschietti enfrentó el complicado reto de refrescar la anécdota, que ha provocado terror durante décadas, donde toda la atención estaba enfocada en el desempeño del incubo malévolo.
Afortunadamente, el ente macrocefálico y de tez blanca es superado por el conjunto de siete pequeños actores sobre los que se concentra la acción y el drama. Existe participación del colorido ser diabólico, pero no es tan importante como la angustia de los chicos.
El elenco de jóvenes actores desconocidos presenta un sólido trabajo. Los muchachos pueden sostener perfectamente todo el peso de la historia, con repentinos cambios de emociones, en situaciones en las que deben reír y bromear para no orinarse de miedo. Bill Skarsgard, integrante de la dinastía de actores suecos, hace un buen trabajo como el diabólico bufón, que utiliza un humor ácido para aproximarse a sus víctimas.
El publico adolescente al que evidentemente va dirigida la producción, puede impacientarse al ver cómo se manifiesta el macabro payaso sin que se aterrice su función en el misterio que los muchachos buscan resolver. Hasta que, ya cerca del final, la verdad es iluminada y se puede saber a cuenta de qué se aparecía el monstruo.
Al llevar el desenlace a las cloacas de la ciudad, se presenta una obvia metáfora de las ansiedades ocultas. Entre los pestilentes ductos del drenaje, que son como las emociones sepultadas en el inconsciente, es donde deben resolverse los conflictos espirituales para sanar el alma.
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