Fue una tarde perfecta para la familia azabache. Desbordados por la emoción de volver a ver al club de sus amores en casa o la primera vez de varios jóvenes y niños.
El regreso estuvo enmarcado en un gran presente futbolístico. El domingo, la figura fue Matías Ceballos, quien asistió en el primer gol, anotó dos y generó el último cuando le cometieron un penal. A los 11’ del primer tiempo el hábil volante lanzó un centro a la cabeza de Matías Fernández y el capitán se encargó de poner en ventaja al Cuervo.
Iniciado el complemento, Ceballos aumentó la diferencia. Central buscaba el tercero y llegó el descuento de la visita.
Tomás Armella perdió la pelota en el mediocampo y el contraataque terminó con la anotación del delantero de Brown de Lules, Juan Paz a los 27’.
La tranquilidad llegó apenas 4 minutos después con un golazo de Ceballos, quien la bajó de pecho y remató cruzado para vencer a José Fernández.
Pero la gente quería más. Y el jugador destacado se encargó de generar el cuarto. Realizó una gran maniobra en el área rival, lo bajaron y el árbitro no lo dudó, sentenció el penal.
Ya no estaba Fabricio Reyes. El goleador se había ido reemplazado por Miguel Puntano (también entró Diego Sueldo) y Ceballos, el otro encargado, debía ejecutar la pena máxima. Sin embargo, varios de sus compañeros querían patearlo. La gente pidió por Armella y él sobre el final selló el 4-1 y desató el festejo en Barrio Norte que ahora sueña despierto.