En el estadio Luzhniki, habrá un fuerte contraste entre las 13 nacionalidades que conviven en el vestuario de los “bleus” y la homogeneidad de los croatas.
Entre los 23 seleccionados por Didier Deschamps existen nacidos o descendientes de República Democrática del Congo (Kimpembe, Matuidi, N’Zonzi y Mandanda), Martinica (Varane), Guinea (Pogba), Camerún (Umtiti y Mbappé), Argelia (Mbappé y Fekir), Mali (Dembelé, Kanté y Sidibé), Togo (Tolisso), Angola (Matuidi), Marruecos (Rami), Senegal (Mendy) y Filipinas (Areola). Y eso sin contar el origen de sus abuelos, lo que ampliaría hasta España o Mauritania el popurrí étnico de la Selección francesa.
En Croacia casi todos los jugadores son nacidos dentro de las fronteras de la antigua Yugoslavia. Son la generación que nació justo cuando estalló la Guerra de los Balcanes. Solo Rakitic y Kovacic, hijos de croatas, nacieron fuera de los Balcanes. El “azulgrana” lo hizo en Suiza y el madridista en Austria.