El ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, presentó ayer los lineamientos de la reforma tributaria que el Poder Ejecutivo enviará en los próximos días al Congreso de la Nación. Reforma que tendrá un costo fiscal de 1,5 por ciento del PBI en cinco años. El funcionario adelantó que el proyecto será enviado al Congreso en no más de dos semanas.
El funcionario sostuvo que “llegó el momento de enfocarse en los impuestos para prologar el crecimiento por muchos años”, y remarcó que “tenemos que mejorar los impuestos que cobramos”, puntualizando que el proyecto que implica cambios en aportes, Ganancias corporativas, IVA y contribuciones a la seguridad social, entre otros puntos.
El proyecto tiene modificaciones en el área de seguridad social, en las ganancias corporativas y personales, en el valor agregado, los créditos y débitos bancarios, ingresos brutos, sellos y aduanas interiores, internos, a los combustibles y elimina el impuesto a la transferencia de inmuebles.
La reforma, se aplicará de manera gradual y se prevé que los impuestos bajen en un período de cinco años. Ese gradualismo fue justificado por Dujovne al señalar que se debe brindar “un camino de mucha certidumbre”, y comparó esa senda con la que recorrieron países como nuestros vecinos Chile y Uruguay.
El ministro de Hacienda destacó que “en la Argentina tenemos impuestos al trabajo que exceden a los países de la región”, y remarcó que “vamos a tener un sistema más amigable para el contribuyente, con más eficiencia, más competitividad y más equitativo”.
Por otra parte el proyecto prevé subas en impuestos internos para bebidas con alcohol, incluyendo vinos, cervezas y sidras, y gaseosas azucaradas. Según el proyecto, la alícuota del impuesto interno a los vinos y sidras subirá de 0 a 17%; de las cervezas del 8 al 17% y el champaña también de 0 a 17%.
La reforma propone gravar la mayor parte de las rentas financieras actualmente exentas, con tasas del 15% para las colocaciones en UVA/CER/moneda extranjera y 5% para las colocaciones en pesos, con un mínimo no imponible para preservar a los pequeños ahorristas.
En cuanto a los impuestos internos, se propone reducir los que gravan productos electrónicos, que hace tiempo dejaron de ser artículos de lujo y se utilizan en casi todas las actividades productivas. De esta forma, la alícuota actual de 17% para celulares, televisores o monitores se reduciría a cero.
Además se propone desincentivar su consumo (y de paso recaudar) a través del aumento de impuestos a las bebidas alcohólicas y bebidas gaseosas con azúcar agregado. Así, para la cerveza se propone una suba del 8 al 17% de la alícuota.
Los espumantes y el champaña, que estaban exentos, pasarían a pagar 17%, y lo mismo sucedería con los vinos y sidras. En el caso de las gaseosas que actualmente tributan entre 4 y 8%, pasarían a estar exentas las que no tienen azúcar añadido y 17% las que contienen azúcar.
Pero en el Gobierno consideran que gracias a la reforma bajará la evasión y crecerá más rápido la economía (en 0,5% del PIB adicional por año durante al menos 5 años) y con estos impactos la reforma le costará al Tesoro Nacional solamente 0,3% del PBI a la vez que aumentará los recursos coparticipados a las provincias.