En la primer jornada del juicio seguido en contra de Gabriel ”Chirete” Herrera, se negó a declarar al igual que los cinco agentes penitenciarios que están siendo juzgados por el femicidio de Andrea Neri. Los que si declararon los fueron los padres de la víctima.
Juan Carlos Gutiérrez, Fernando Daniel Velázquez Fernández, José Luis Ávalos y Héctor Augusto Franco deben responder por incumplimiento de deberes de funcionario público y Nelson Alexander Cardozo por abandono de persona seguido de muerte.
Tras la lectura de la requisitoria de elevación a juicio por parte del Ministerio Público Fiscal, a la que adhirió la querella que ejerce Santiago Pedroza, el presidente del Tribunal de Juicio de la Sala VI, Guillermo Pereyra se dirigió con suma consideración a Herrera, recibiendo como respuesta una agresión del doble femicida condenado.
El juez le habló de su derecho a ejercer su defensa y contar la versión de los hechos, solicitando primero se identifique, fue cuando Herrera le respondió “no sabe leer, ahí tiene escrito todos mis datos”.
Acto seguido increpó al tribunal que además del presidente integran José Luis Riera y Mónica Mukdsi como vocales, “no se porque esos (señalando a los agentes penitenciarios acusados) están presos, eso quiero saber”.
A interpretación de quienes estaban en la sala, hacía directa referencia a su intención de asumir de forma completa lo ocurrido el 5 de enero del 2017 a horas 14.30 en el Pabellón E, donde fue asesinada salvajemente Andrea Neri.
En la elevación a juicio se leyeron detalles impactantes mostrando la saña con que agredió a Neri, quien ni siquiera se defendió del brutal ataque que le dejó 36 heridas punzantes sobre todo en la zona del cuello, donde estaban las heridas más profundas.
El caso saca a la luz los beneficios con los que algunos presos contaban y puso en evidencia las falencias del Estado en el control relajado de las medidas de seguridad, como que los internos podían permanecer con herramientas en sus celdas como era el caso de Lucas Balcarce compañero de celda de Herrera.
"Se acabó la carnereada”
Andrea Neri ingresó a las 14 horas ese jueves, lluvioso a la penitenciaria de Villa Las Rosas, con su hijito de dos meses en brazos, producto de la relación de casi un año que mantenía con Herrera.
A las 14.33 el sujeto salió a los gritos de la celda 372, “Entren a ver, la cagué matando a esta HDP, ya se acabó la carnereada”.
Pero el celador Nelson Cardozo, no escuchaba bien lo que decía, ya que la lluvia en la chapa provocaba un sonido fuerte, a lo que se sumaba el televisor en el lugar donde estaban algunos presos que esperaban por sus visitas.
Herrera estaba con el bebé en los brazos, y mientras se acercaba al celador gritaba “ la cagué matando a mi visita”.
Ingresaron más guardias, le pidieron entregue a la criatura, lo redujeron, y dos guardias al llegar a la celda ya vieron a Neri en el suelo boca abajo, mientras salía sangre debajo de su cabeza.
El cuerpo presentaba golpes muy violentos en ambos ojos y en el tabique nasal, lo que seguramente la dejó más débil y evitó que se defendiera del ataque punzante.
En una mesa de la celda estaba la gubia, que había utilizado para cometer el violento ataque, que según la acusación del fiscal Pablo Rivero, estuvo preparado.
En todo el texto, también sorprende el relato de un interno. Juan Domingo Ortíz, quien había ingresado al baño del pabellón, escuchando en un momento una mujer que con voz débil decía “no, no, no”. Fue cuando se decidió a gritar "¡qué pasa, qué pasa..!”.
Ya escuchó la voz de un hombre que decía “quien está ahí”. Ortiz, dijo “nada nada, estoy aquí”, fue cuando Neri, le dijo “sos vos bebé?”. Así Ortiz contestó “si,si”, y se retiró del baño.
Vio que Neri tenía a la joven agarrada de ambas manos, con el bebé en brazos. Ortiz miró a la joven pero ella no le hizo ni gesto ni dijo nada.
Cuando se retiró y llegó a la puerta del pabellón le hizo señas a Cardozo que algo pasaba en el baño. Al darse vuelta vio que salía Herrera del baño empujando a la chica que se negaba a caminar, para entrar a la celda.
“Andá fíjate, ese está golpeando a esa chica”, refirió Ortiz al celador, que no hizo nada. Todo ocurrió a los pocos minutos.
El informe leído sostiene que la muerte se podría haber evitado.
