La libertad de Pacheco, que ya estaba con prisión domiciliaria, se dispuso de manera contemporánea con la concedida al cura Agustín Rosa Torino, en este caso por decisión del camarista de Impugnación Félix Costas.
Pacheco y Torino integraban la misma orden religiosa y ambos están acusados por abuso sexual. Las dos resoluciones de libertad ponen el ojo en el principio de inocencia, a la par que cuestionan las acusaciones.
Arancibia, que en nombre de la Multisectorial de Mujeres representa a una denunciante de Pacheco, consideró que Albarracín “hace consideraciones que debería de hacer ya en una etapa posterior, de juicio eventualmente”. Y dijo que le llama la atención “la falta de credibilidad en la palabra de las víctimas, porque todo el tiempo pone en duda su palabra y su personalidad moral, es un argumento que siempre utilizan los agresores que están amparados por la justicia patriarcal y machista. El tema este del estado jurídico de inocencia, obviamente que es un principio constitucional, pero así como se habla del estado jurídico de inocencia y el imputado es el que goza de todas las garantías durante el proceso, también se debiera hablar de la presunción de credibilidad en el relato de las víctimas y empezar a instalarlo”, afirmó.
Por otra parte, se supo que una familiar directa del padre Josué Salas, quien reside en México y es mencionado como la mano derecha de Rosa Torino, presentó una denuncia contra la ex monja Valeria Zarsa, una de las denunciantes de Rosa Torino.
Según trascendió, la denunciante asegura que fue víctima en Salta de abuso por parte de Zarza, sin embargo, en la causa ya se acercaron testigos y el pasaporte de Zarsa que demuestran que no estaba em la provincia por las fechas que dio la contradenunciante.
