El caso se inicia a partir de la denuncia del dueño de una empresa de distribución, quien fue estafado al entregar una carga de mil bolsas de cal confiando en que Baravalle volvería con el producto de la venta de las mismas. El acusado, en complicidad con otros dos hombres, logró vender el cargamento a un corralón de la zona Norte, y el pago realizado por medio de cheques, fue comercializado en una financiera a fin de hacerse del dinero en efectivo.
Al iniciarse la investigación por la ausencia de Baravalle con el pago, personal policial de Delitos Económicos pudo dar con el cargamento en el corralón, el cual fue recuperado y devuelto al dueño de la empresa distribuidora. Ante esta situación el dueño del corralón también denunció a Baravalle por la venta del producto que no le pertenecía (estelionato).
Los investigadores lograron detener a Baravalle y saber el momento en el que realizó la comercialización de los cheques en una financiera, puesto que tenían cámaras de seguridad. Estos, entre otros elementos de prueba permitieron llevar a juicio al acusado.
En el Juzgado de Garantías 2 se realizó la audiencia donde Franco Baravalle aceptó la culpabilidad de los hechos que se le imputaron y fue condenado por los delitos de estafa y estelionato en concurso real, a tres años de prisión de ejecución condicional y deberá, durante el lapso de dos años sujetarse a reglas de conductas establecidas por el Tribunal, tales como mantener actualizado su domicilio, abstenerse de abusar del consumo de bebidas alcohólicas, desarrollar oficio o actividad laboral acorde a sus capacidades, hacer una donación al Hogar de Ancianos de la ciudad y realizar trabajo comunitario en esa institución