Pasadas las 16 de ayer llegaron al sector del paredón del dique Cabra Corral, el juez Angel Longarte, el fiscal de la Unidad de Graves Atentados contra las Personas, Ramiro Ramos Ossorio, el defensor de Franco Gaspar Cinco, José Aguero Molina, la querella y el testigo Ariel Acosta, quien escuchó y auxilió al pequeño Amir cuando, quedó suspendido de una rama, que evitó cayera al espejo de agua.
Acosta, el pescador, relató que ese día 25 de mayo del 2017, concurrió al dique junto a familiares para pescar y que en busca de un mejor lugar para pescar, se separó del grupo.
Explicó que mientras caminaba se encontró a Gaspar Cinco sentado en una pirca junto al niño y que tuvieron un breve intercambio de palabras y siguió su camino.
Luego, al escuchar dos fuertes gritos del menor fue a ver qué sucedía y lo divisó a mitad de la barranca pendiendo de una rama. Se decidió a subir y lo rescató.
Explicó que subió con dificultad por la barranca con el niño en brazos y que al llegar arriba se encontró con Gaspar Cinco que se agarraba la cabeza y Alejandra Párraga que lloraba y le recriminaba a su pareja lo sucedido.
Finalmente señaló que se retiró y luego regresó para darle golosinas al niño que no paraba de llorar y que recién ahí habló con la pareja, instándolos a calmarse.
"Amir, cianuro, dique y muerte".
En la jornada de ayer a primera hora declararon entre otros testigos el perito Eduardo Guzmán quien tuvo a su cargo la lectura del celuar y computadoras de Gaspar Cinco.
La pericia se hizo en base a las palabras claves solicitadas por la Fiscalía: Amir, cianuro, dique y muerte.
Más de tres mil hojas de resultados fueron explicadas por el perito. En uno de los diálogos de chat rescatados del teléfono del imputado, éste le dice el 4 de junio a Alejandra Párraga cuando ella le comenta sobre el estado gripal del niño: “Dale de beber agua bendita”.
El día previo había dicho que no soportaba al niño, según leyó el perito. El 5 de junio de 2017, Gaspar Cinco le habría entregado a su pareja, Alejandra Párraga, una botella de plástico diciéndole que contenía agua bendita para que le diera a su hijo, que se encontraba enfermo. En el frasco había agua con veneno.
Ambas víctimas fallecieron esa misma tarde luego de ingerir el líquido: el niño bebió el agua y la madre tomó contacto con el veneno al realizarle maniobras de resucitación a su hijo.
Las autopsias determinaron que el menor murió por intoxicación con ácido cianhídrico y Alejandra Párraga por edema agudo de pulmón por contacto con ácido cianhídrico.