LESA HUMANIDAD

Las hermanas de Arra pidieron justicia por el docente de la UNSa.

Las hermanas del joven Miguel Arra, quien fue desaparecido el 25 de junio de 1975 en la ciudad de Salta, pidieron ayer que se haga justicia por este crimen.

NDS |

Empezó a tratarse la causa por la desaparición del joven que fuera docente de la UNSa., en 1974.
Empezó a tratarse la causa por la desaparición del joven que fuera docente de la UNSa., en 1974.

También que los represores informen dónde dejaron sus restos, para darles sepultura. Estela y Marta Arra dieron sus testimonios en la continuidad del noveno juicio por crímenes contra la humanidad.

La audiencia se lleva a cabo ante el Tribunal Oral en lo Federal de Salta. Ayer empezó a tratar la causa referida a la desaparición del joven que fuera docente de la Universidad Nacional de Salta hasta diciembre de 1974, cuando fue cesanteado por la intervención civil a esa casa de estudios, tras la caída en la provincia del gobierno de Miguel Ragone.

“Que se haga justicia, queremos saber dónde están los restos de él. Ha pasado ya mucho tiempo, ya 42 años, si no me equivoco”, reclamó Estela Arra.  Recordó que su hermano era un zoólogo reconocido que había realizado distintas investigaciones, entre ellas una sobre el yaguareté. Ni bien se recibió, Miguel Arra trabajó como guardaparque en el área de Bosques y Paseos.

Luego ganó un concurso en la Universidad Nacional de Salta y, tras ser cesanteado por los interventores civiles, fue a trabajar a la Universidad Nacional del Nordeste, con sedes en el Chaco y Corrientes. Mientras trabajaba en otras provincias, Miguel mantenía el contacto con su familia, visitándolos en la ciudad de Paraná.

“Esa vez, un mes antes de que desapareciera, él había estado con papá unas horas y después se volvió a ir”, recordó Estela. La testigo reseñó que cuando fue desaparecido, su hermano había venido a Salta a retirar cosas que todavía le quedaban. Aquí también vivía su novia, la que llamó a Estela para avisarle que hacía unos cinco días que el joven estaba desaparecido. Entonces Marta Arra y el padre de Miguel (también llamado Miguel), vinieron a Salta, pero nada pudieron averiguar. 

Recorrido por sus trabajos

Unos 15 días después, Estela inició un recorrido por los lugares donde había trabajado su hermano. Empezó por Resistencia, donde entrevistó a ex compañeros de trabajo y al obispo; luego llegó a Salta, donde un joven de la Juventud Radical la acompañó en la búsqueda y en la presentación de denuncias públicas y judiciales. Nunca supieron de él. Otra vez Estela y su padre viajaron a La Plata, porque alguien les había dicho que estaba en la Unidad 9.

“Fuimos con papá y nos dijeron ahí en la puerta que no, que era un Arra pero con otro nombre y que tenía madre. Nosotros no teníamos madre. No sé si nos decían la verdad o no. Después allá (en la ciudad de Buenos Aires) presenté en todos los ministerios recursos pidiendo saber algo”.

Y otra vez nada, hasta que en 2009 recibieron un llamado del abogado salteño Carlos “Uluncha” Saravia, que les informó que le habían llegado fotografías del cuerpo de Arra, sometido a una explosión, supuestamente en el Abra de El Gallinato, en La Caldera.

El dato de la explosión es particularmente doloroso para las hermanas: “Por qué tanta saña”, lamentaron ayer en la audiencia. Saravia no pudo declarar ayer, porque estaba de viaje.

El Tribunal convocó a una nueva audiencia para el 5 de diciembre próximo, para citar nuevamente a los testigos que no se presentaron ayer.

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