A través de un extenso escrito, en el que detalló los hechos y las numerosas pruebas reunidas en contra del sacerdote, la fiscal penal 2 de la Unidad de Delitos contra la Integridad Sexual, María Luján Sodero Calvet.
Los cargos contemplan penas de hasta 20 años de prisión. La fiscal, luego de un largo proceso que implicó no sólo la realización de numerosas pericias técnicas, sino también psicológicas y la recepción de más de 50 testimoniales, concluyó en que “la acusación” que lleva adelante en contra del sacerdote “halla fundamento en que el imputado, aprovechando la cercanía, la confianza, el respecto y la obediencia que le era debida, habría desplegado actos de contenido sexual en el cuerpo de los denunciantes”.
Entre dichos actos, la representante del Ministerio Público describió los mismos como “tocamientos libidinosos”, en zonas íntimas de las víctimas. Asimismo, remarcó que dado el “rol de Padre Fundador” del Instituto Religioso Hermanos Discípulos de Jesús de San Juan Bautista, las pruebas colectadas en la causa, demuestra que los damnificados no pudieron prestar de “ningún modo su consentimiento libre y voluntario” a los abusos sexuales denunciados.
Sodero, a partir de detalles expresados por más de 20 testigos, señaló el contexto y circunstancias especiales en que se produjeron los actos sexuales denunciados, hechos en los cuales existían características particulares, dada la “la relación existente entre el imputado y las víctimas”.
Estado de sumisión
Para la fiscal quedó claro que el acusado gozaba de “ascendencia” sobre los miembros de la congregación que dirigía y que se “tornaba imposible para estos, en ese estado de clara vulnerabilidad, resistirse o negarse, máxime teniendo en cuenta las premisas que se impartían en esa Orden Religiosa y el evidente estado de sumisión en el que se desarrollaba el vínculo entre Rosa Torino y los hermanos del Instituto encabezado por el acusado”.
Además de las numerosas testimoniales y otras pruebas técnicas, la fiscal señaló que para arribar a las conclusiones que motivaron el pedido de elevación a juicio contra el sacerdote, también se tuvieron en cuenta los peritajes psicológicos.
Al respecto, Sodero sostuvo que “los resultados de estos estudios fueron determinantes en cuanto al padecimiento de las víctimas, como así también respecto al perfil del acusado”.
Dijo que los mismos “dan cuenta de la existencia de graves secuelas en la psiquis de los denunciantes, lo que permite inferir que se ha afectado su integridad psicofísica y sexual”.
El pedido de juicio se presentó ante el Juzgado de Garantías 1, a cargo de la jueza, Ada Guillermina Zunino.
"Todo es un espanto", dice un sacerdote
Tras varias idas y venidas por cuestiones que el sacerdote y su defensa plantearon por razones de salud, la fiscalía finalmente formalizó el decreto de imputación contra el cura Rosa Torino por el delito de abuso sexual gravemente ultrajante, agravado por ser ministro de culto reconocido.
Entre los testigos citados por la fiscal en su requerimiento se encuentra un sacerdote de una congregación de Buenos Aires, quien reunió testimonios de ex integrantes del Instituto San Juan Bautista respecto a los abusos sexuales que allí se sucedían.
Este sacerdote, que pidió resguardar su identidad, concluyó: “Para mi espiritualmente, sacerdotalmente todo esto es un espanto”.
El sacerdote Rosa Torino fue detenido el 21 de diciembre del año 2016 en las instalaciones que dicha orden religiosa posee en Finca La Cruz.
La detención se concretó a pedido de la fiscal Sodero, quien había iniciado una causa penal a partir de tres denuncias radicadas por ex integrantes de dicho instituto religioso, quienes acusaron al sacerdote por la comisión de distintos abusos sexuales.