Rosa era capellán de la Iglesia de la Santa Cruz hasta octubre de 2015, cuando se tuvo que ir, luego de que el Vaticano enviara a investigar al obispo emérito de Quilmes, Luis Stockler. Entonces solo trascendió que se trataba de una malversación de fondos, y el cura se retiró a la Finca La Cruz (camino al paraje La Pedrera, a 32 kilómetros de la capital de Salta), pero ahora la investigación del canal de noticias TN reveló que en realidad tiene denuncias canónicas y penales por abuso sexual y otros delitos.
El informe exhibió los casos de la ex monja Valeria Zarsa y del ex novicio Yair Gyurkovitz, ambos víctimas de abusos por parte del cura, quien en 1996 o 1997 fundó el Instituto Religioso Discípulos de Jesús de San Juan Bautista, que depende del Arzobispado de Salta.
Gyurkovitz denunció que a los 16 años, en la sede del instituto en Santa Cruz, sufrió abusos sexuales de parte del cura Nicolás Parma de 38 años, miembro de la misma comunidad. Luego, desesperado porque sus padres mandaron a su hermano menor, le escribió a Rosa y éste le dijo que debía perdonar al abusador. “A él nadie lo contradecía.
Algunos lo consideraban un santo. Por miedo, hacían lo que él quería”, contó. Luego el propio Rosas abusaría de él, en Salta. Gyurkovitz denunció a los dos sacerdotes por abuso sexual. La causa quedó radicada en la Fiscalía 2 de Delitos contra la Integridad Sexual de Salta, a cargo de María Luján Sodero, quien también interviene en la denuncia de Zarsa, presentada con posterioridad.
La ex monja, acusó a Rosa por amenazas coactivas, reducción a la servidumbre y abusos sexuales reiterados en perjuicio suyo y de otros miembros de la comunidad. La mujer también incluyó una petición de prohibición de acercamiento. Según se detalló, la acusación será ratificada y ampliada el 21 de diciembre.
Ambos detallaron el modus operandi de Rosa de 64 años para abusar de los chicos internados, diciéndoles que él se ocupaba de ellos, que les prestaba atención.