Claudio Burgos dijo que esperó tres años para presentarse “ante la Justicia de los hombres”. Contó que cuando le pidió a su hijo de 5 años que rezara por él, le contestó “Dios está muerto” y calificó eso como “grave”. En varios tramos hizo alusión a su fe religiosa. “Pido disculpas a la familia Mura porque no supe, no pude, cumplir con mi obligación de evitar su muerte”, sostuvo.
Recordó que desde esa noche no volvió más a su casa. Y admonizó: “No hay peor injusticia que la injusticia disfrazada de justicia”. Se reivindicó como policía, “que se termine este tormento”, pidió, y agradeció que le permitieran defenderse.
A su turno, César Figueroa dio su “más sentido pésame” a la familia de Mura Ortíz y aseguró que tiene “la conciencia limpia”.
“Yo no efectué el disparo. Yo no maté al señor Mura y tampoco sé quién lo hizo”, aseguró luego Fernando Cruz, el señalado como presunto autor del disparo que provocó la muerte del vecino.
Arias también insistió: “Yo no encubrí nada”, dijo antes de afirmar que siente “mucho lo que le pasó al señor Mura”.
La sentencia los encontró acompañados por numerosos familiares (varios de ellos tuvieron que esperar afuera), que comenzaron a abrazar y a soltar el llanto cuando la lectura de la sentencia reveló para qué lado se inclinaba. Luego tuvieron que salir por otra puerta, separados de los deudos de la víctima.