Esta vez, y en su primer semana al mando, firmó un decreto para retirar a Estados Unidos del TPP, un acuerdo con once países del Pacífico que fue promovido por la gestión anterior. El acuerdo negociado por Barack Obama, veía el TPP como una pieza central en su estrategia asiática ante China, país que no participaba en el tratado.
Hoy la realidad es diametralmente opuesta, ya que Trump apunta a rever y renegociar el tratado de libre comercio con México y Canadá. Pero las noticias no cesan, porque luego de días complicados, en donde inclusive se trabó una guerra entre la presidencia y los medios de comunicación; el presidente no para de sorprender.
En la misma sesión se firmó otra orden que congela las contrataciones en la administración federal, excepto en las fuerzas armadas; y otra que corta ayudas a ONGs que promueven o financian la información o el acceso al aborto en el extranjero.
El proteccionismo comercial fue uno de los ejes de la campaña presidencial, que sin dudas se pone más que de inmediato en marcha. El otro eje bajo el cual sustentó las bases de su triunfo fue el mensaje en contra de los inmigrantes musulmanes y mexicanos, políticas que se develarán con el correr de los días.
Con su contudente “América primero”, el presidente dejó en claro el horizonte hacia el que apunta. Según The Washington Post, la movida es simbólica porque la participación de EE.UU. en ese acuerdo nunca llegó a ser aprobada por el Congreso, pero sirve para demostrar que las promesas que Trump hizo sobre comercio durante la campaña electoral serán cumplidas durante su gestión.
Estas primeras decisiones de Trump marcan una ruptura con la política de Washington en las últimas décadas, rompiendo de esta manera con uno de los dogmas de su partido, el republicano, que durante décadas ha llevado el estandarte de la economía de libre mercado y del libre comercio. El nuevo presidente, un magnate neoyorquino ajeno a la política, ha logrado en tiempo récord grandes transformaciones.