Así la compañera del ex mandatario, lo abandona en este mundo, luego de compartir más de cuarenta años juntos. La ex primera dama, fue declarada en estado de muerte cerebral en el Hospital Sirio Libanés, donde fue internada de urgencia, el 24 de enero último.
Luego de transcurrir una noche, donde cobraron tenor los rumores del empeoramiento del estado de Marisa, finalmente desde el hospital se informó que los médicos le habían identificado ausencia de flujo cerebral, y que desde la familia, se había autorizado al inicio de los procedimientos para la donación de órganos.
De acuerdo con el especialista, el doctor Roberto Kalil Filho, quien la atendió desde que fue hospitalizada, los últimos exámenes detectaron que la arteria que lleva sangre hasta el cerebro se había bloqueado por algunos instantes y que el flujo sanguíneo no era el ideal.
A posterior, y desde la cuenta de Facebook del ex presidente, se emitió un mensaje de agradecimiento por las manifestaciones de cariño, recibidas durante los últimos días, confirmando asimismo, la autorización para la donación de órganos.
La guardia mediática montada alrededor del hospital en donde se encontraba la primera dama, fue importante; como también la concurrencia en el nosocomio, varios miembros del Partido de los Trabajadores (PT), entre ellos la ex presidenta y ahijada política de Lula, Dilma Roussef, que evocó en redes sociales, a Marisa Leticia como “una luchadora que conquistó espacio y tuvo un importante papel político”
La historia de amor
Marisa e Ignacio, contrayeron matrimonio en el año 1974, siendo ambos viudos de sus primeros matrimonios. Juntos tuvieron tres hijos, y se convirtieron en una de las parejas más populares y queridas del vecino país.
La pareja se conoció cuando Lula era dirigente del Sindicato de Metalúrgicos, y Marisa fue a pedir una pensión por su marido fallecido durante una tentativa de asalto, estando ella embarazada de cuatro meses. Lula adoptó al pequeño, y Marisa se transformó en el pilar del dirigente, acompañándolo en un camino signado de luchas contra la dictadura, contra las huelgas, y hasta en la creación del mismo PT, allá por el año 1980.
No obstante, y el momento memorable para la nación brasilera, fue la radiante presentación de Marisa Leticia Rocco, el 1 de enero del año 2003, cuando apareció vestida de rojo y con su característico cabello rubio y ondulado, para la asunción de su esposo como presidente de Brasil.