PRESO DESDE ABRIL

Se desató una batalla judicial en Brasil por la liberación de Lula

El juez de un tribunal de apelaciones Rogerio Favreto ordenó por tercera vez ayer domingo que el expresidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, salga de prisión. Sin embargo, no estaba claro si las autoridades ejecutarán efectivamente la orden de liberar a Lula pues la decisión de Favreto podría desatar un conflicto de jurisdicciones.

Los partidarios del expresidente brasilero junto a la sede de la policía federal en Curitiba.
Los partidarios del expresidente brasilero junto a la sede de la policía federal en Curitiba.

Más temprano, el juez Sergio Moro bloqueó los intentos de juez de liberar al expresidente encarcelado, poniendo de relieve la batalla legal en torno al político más popular del país antes de las elecciones presidenciales de este año.

Moro, el magistrado que envió al expresidente a prisión por una condena por corrupción, dijo que el juez del tribunal de apelaciones carecía de la autoridad para emitir una orden para liberarlo para que haga campaña para las elecciones de octubre. Una decisión subsiguiente del juez relator de la causa Lava Jato, João Pedro Gebran Neto, que integra la octava sala del Tribunal Regional Federal de la Cuarta Región de Porto Alegre, respaldó la decisión de Moro de mantener a Lula en prisión.

El segundo juez bloquea la orden de liberación de Lula da Silva.

Las encuestas muestran que Lula podría obtener un tercer mandato en las urnas, pero la ley electoral brasileña prohíbe a las personas postularse a cargos hasta ocho años después de ser halladas culpables de un delito.

Sin embargo, un tribunal electoral podría no emitir un fallo final prohibiendo a Lula participar de la campaña hasta el mes próximo. Las idas y vueltas judiciales del domingo podrían alentar a sus simpatizantes, que mantienen esperanzas de que pueda regresar para unir a la izquierda brasileña.

Favreto, quien integró el Ministerio de Justicia durante los gobiernos de Lula, indicó en su orden original que por ahora el expresidente debería gozar de las mismas condiciones para hacer campaña que el resto de los candidatos. Lula, que lidera los sondeos para la elección presidencial de octubre en Brasil, está preso desde abril en la sede de la Policía Federal en Curitiba cumpliendo una pena de 12 años y un mes de prisión por corrupción pasiva y lavado de dinero en el caso relacionado con un tríplex en Guarujá.

 

Incierto futuro electoral

Las encuestas muestran que Lula podría obtener un tercer mandato en las urnas, pero la ley electoral brasilera prohíbe a las personas postularse a cargos hasta ocho años después de ser halladas culpables de un delito.

Sin embargo, un tribunal electoral podría no emitir un fallo final prohibiendo a Lula participar de la campaña hasta el mes próximo. Las idas y vueltas judiciales de ayer domingo podrían alentar a sus simpatizantes, que mantienen esperanzas de que pueda regresar para unir a la izquierda brasilera.

Favreto, quien integró el Ministerio de Justicia durante los gobiernos de Lula, indicó en su orden original que por ahora el expresidente debería gozar de las mismas condiciones para hacer campaña que el resto de los candidatos.

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