El mandatario insistió en que mantiene la serenidad:y sostuvo firme que no iba a renunciar, ya que hacerlo sería una declaración de culpa". Además dijo que quiere pasar la imagen de que el jefe del Estado "no está perdido", por lo cual buscará aprobar las reformas del ajuste económico que su gobierno impulsa en el Congreso.
Los aliados en el Congreso le habían dado un ultimátum a Temer: si la corte suprema resolvía rechazar suspender la investigación el miércoles, se iban del gobierno.
Tras haber sido grabado en forma secreta por el empresario corruptor confeso Joesley Batista, dueño del gigante de alimentos JBS, el mayor frigorífico del mundo, nueve pedidos de juicio político fueron presentados ante el presidente de la Cámara de Diputados, Rodrigo Maia, número 2 del país y aliado de Temer en las reformas económicas como la reforma laboral y la jubilatoria.
Maia es clave: tiene la llave para aceptar o no los pedidos y además, en caso de renuncia de Temer, será el jefe del Estado encargado de llamar a una elección indirecta, para la cual también es candidato junto con Meirelles y la jefa de la corte, Carmen Lucia Antunes, entre otros.
En el centro del escenario jurídico Temer dio su versión del diálogo que tuvo con Batista, hoy en Estados Unidos tras prometer multas a la fiscalía general por haber corrompido a más de 1.800 políticos brasileños.
Temer dijo que recibió pasadas las 22 el 7 de marzo pasado en su residencia oficial al empresario que "estuvo 15 días entrenando para llevar la conversación a favor de su delación".
Comentó que pensó que el empresario lo encontró en el sótano del Palacio do Jaburu de Brasilia para hablar sobre la operación de la carne podrida. Pero esa operación ocurrió 10 días después de esta reunión, apuntó la prensa, aumentando más los problemas del presidente.
La grabación presenta a Temer avalando un pago de sobornos de JBS para supuestamente comprar el silencio del ex presidente de la Cámara de Diputados Eduardo Cunha y mandando a negociar con su ex asesor personal y diputado Rodrigo Rocha Loures, filmado días después recibiendo sobornos por 500.000 reales en una pizzería de San Pablo.