De acuerdo con el ministro de Defensa, las fuerzas armadas serán usadas en operaciones puntuales contra el crimen organizado y en tareas de vigilancia. La ciudad vive una de las peores olas de violencia de su historia.
La seguridad de Río de Janeiro, estado brasileño que enfrenta una inusitada y grave ola de violencia, será reforzada hasta finales de 2018 con la movilización de 10.240 militares y policías, según un decreto suscrito ayer por el presidente de Brasil, Michel Temer.
De los efectivos que se movilizarán, unos 8.500 serán militares. De acuerdo con la información de AFP, camiones con tropas circulaban a inicios de ayer por la ciudad carioca. Las fuerzas armadas combatirán el crimen organizado pero también reforzarán, cuando sea necesario, la tarea de vigilancia que realizan los policías.
El ministro de Defensa, Raul Jungmann, indicó que no está previsto, en principio, un patrullaje militar "ostensivo" en las calles de Rio y que las tropas se concentrarán en trabajos de inteligencia y en acciones "sorpresa", principalmente en la zona metropolitana del Estado.
"Vamos a llegar al crimen organizado, a sus cadenas de mando", afirmó Jungmann en una conferencia de prensa en una base militar de Río. La movilización se prolongará hasta el 31 de diciembre, según establece el decreto presidencial. Con 6,5 millones de habitantes y una enorme desigualdad social, la ciudad de Río enfrenta altos niveles de criminalidad, alimentados por bandas de delincuentes fuertemente armadas.
La sensación de inseguridad se ha agravado por la catastrófica situación financiera del Estado, que retrasó el salario de muchos de sus funcionarios, incluidos los policías.
De media, tres personas fueron víctimas cada día de balas perdidas en los seis primeros meses del año, según un estudio del diario O Globo.
En lo que va del 2017, una de cada cuatro escuelas tuvo que cerrar por determinados periodos o se vio obligada a interrumpir cursos a causa de tiroteos u otros tipos de enfrentamientos, según a Secretaría Municipal de Educación, citada por la estatal Agencia Brasil.
"Estamos repitiendo la fórmula de los Juegos Olímpicos de 2016, que tanto éxito tuvo", afirmó Jungmann. Para la seguridad de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de Río, en agosto y septiembre de 2016, se desplegaron 85.000 militares y policías, el doble que en Londres-2012.