Se asiste "a una ampliación de la desigualdad social, donde empresarios o titulares de grandes o medianas superficies se enfrentan a pequeños grupos y familias, a comunidades, que necesitan de la tierra para vivir".
Integrada por antropólogas y arqueólogas de la Universidad Nacional de Salta, de la Universidad de Buenos Aires y del CONICET que desarrollan sus investigaciones en el Valle Calchaquí, la Red se pronunció a raíz de una publicación en el diario Clarín, en la que bajo el título "El fantasma de los diaguitas, y una disputa absurda y cruel en los Valles Calchaquíes", se estigmatiza a comunidades originarias que enfrentan disputas por la propiedad de la tierra que ocupan ancestralmente.
Las investigadoras reseñaron que la nota escrita por Gabriel Levinas: "presenta como novedad procesos sociales que en los últimos años cobraron cierta relevancia en esta región y que las ciencias sociales han registrado desde hace tiempo acuñando, incluso, conceptos específicos para su abordaje: 'resurgimiento indígena', 'reemergencias étnicas' o 're-etnizaciones'".
Y explicaron que en los últimos 20 años fueron recrudeciendo los conflictos territoriales en la región, lo que atribuyeron no sólo a la nueva legislación indígena, sino, "más bien, por los movimientos que se dieron en la propiedad de la tierra a partir de cierta reactivación y transformación económica", lo que provocó, indicaron, que tierras que antes no eran consideradas valiosas, hoy tengan el interés de grandes empresarios, de la industria del vino o el turismo.
"Grandes extensiones son adquiridas por unos pocos inversionistas extranjeros y/o emprendedores y empresarios salteños o de Buenos Aires que mediante innovaciones técnicas propician transformaciones en las dinámicas de ocupación del suelo y avanzan sobre áreas antes consideradas inutilizables para este tipo de actividad (…) pero las cuales, sin embargo, históricamente han sido aprovechadas de modo sostenido para la economía de auto-subsistencia", detallaron.
Tras criticar la visión parcial de la publicación, las investigadoras consideraron "más fructífero plantear el debate no en términos de cuán verdadera o falsa es tal identidad étnica o qué grado de indianidad es posible medir a partir de un conjunto de rasgos discretos e inmutables", sino "dar cuenta de cuáles son los contextos y los discursos hegemónicos que habilitan o deshabilitan ciertas pertenencias y reclamos".
Vence la ley que los protege
Luego se explayaron: "Esta nota periodística (y otras que han circulado en los últimos tiempos desacreditando las acciones de los pueblos originarios del país) podrían relacionarse con el próximo vencimiento de la ley 26.160" que declara la emergencia de la posesión y propiedad de tierras que tradicionalmente ocupan las comunidades indígenas y suspende los desalojos de comunidades indígenas del país.
"En un espacio como los Valles Calchaquíes que (…) se ha reconvertido económicamente las tierras se valorizan enormemente y en torno a ellas se disparan o reviven antiguos conflictos", señalaron antes de advertir que el inminente vencimiento de la ley 26160 las "pone en alerta acerca del curso que tomará esta cuestión en los tiempos por venir."
"En todo caso, los planteos aquí vertidos en ese medio nos orientan a pensar que es necesario rebatir antiguos prejuicios y estereotipos, no sólo para reconocer y valorar las diferencias étnicas y reparar así viejas injusticias, sino también para proyectar un país más justo, democrático e inclusivo".