La razón es que desde hace dos semanas que desde el municipio se dejaron de cargar las cisternas que se encuentran ubicadas en la comunidad y que son las que permiten a las familias contar con el acceso al agua apta y segura para el consumo humano.
El presidente de la comunidad San José, Sebastián Segundo, fue quien puso en conocimiento de la situación a Nuevo Diario, al indicar que fue hasta Ballivián para hacer el reclamo pero hasta ayer no tenía respuesta alguna desde el municipio.
Aseguró que a veces para llegar a la Municipalidad los referentes salen caminando desde el paraje en el que viven. Salen a las 8. Llegan a las 15. El tiempo es más corto si logran que los lleve algún vehículo que pase por los campos de soja que los rodean.
Cisternas sin llenar
Segundo indicó que la comunidad cuenta con dos cisternas que podrían albergar hasta 12 mil litros de agua cada una. “Pero cuando vienen los camiones cisterna sólo nos dejan seis mil litros y eso apenas nos dura una semana”, indicó.
Contó que entre los argumentos del municipio, le dijeron que no hay presupuesto para el combustible de los camiones. Sin embargo, Segundo aseguró que hay empleados que mantienen vínculos con personas de la comunidad “y se andan paseando y para eso sí hay combustible”.
Por ahora, cada una de las familias (que tiene entre 6 y 8 integrantes), puede acceder al agua gracias a que las familias criollas que tienen un pozo de agua les acercan 20 litros de agua diarios por familia. Sin embargo, las familias vienen bregando por una solución definitiva: un pozo de agua para la comunidad.