Con dos desaparecidos en su familia, su padre y su hermana, Nenina Lezcano fue una de las oradoras en el acto de homenaje a los estudiantes y docentes de la Universidad Nacional de Salta desaparecidos durante la última dictadura cívico militar. “¿Quiénes son los terroristas?”, ¿Los trabajadores que protestan, los que toman fábricas?, preguntó.
Antes advertió: “Los tiempos supuestamente democráticos también pueden llegar a ser terroristas cuando se abre la puerta al demonio que es poner a las Fuerzas Armadas en las calles”.
Lezcano recordó la experiencia reciente en el país, con el gobierno constitucional de María Estela Martínez de Perón. También Elena Rivero, de la Asociación de Derechos Humanos Coca Gallardo, hizo un llamado de atención sobre las consecuencias nefastas que podría acarrear para la sociedad argentina la intención del gobierno de Cambiemos de que el Ejército se ocupe también de la seguridad interior.
“Vamos articulando la memoria que nos tiene que servir para afrontar este presente, donde no solamente está la amenaza del Ejército en las calles”, está además “la amenaza diaria de la represión de las otras fuerzas que está medrando en los barrios, en los lugares donde hay luchas”, aseguró.
Rivero convocó a reflexionar sobre “como enfrentamos a este gobierno neoliberal que cada día se esmera más por entregar nuestros derechos, por pisotearlos, por entregar nuestra soberanía, por pisotearla, cuando vemos a un tipo como Peña rindiendo homenaje a los soldados británicos, se nos revuelve el alma de furia pensando en el dolor de todos aquellos soldados que murieron en las heladas aguas del Atlántico. Eso es Cambiemos, eso es este gobierno”.
Cronología asobre las desapariciones en la UNSa.
Antes Lezcano, que ingresó como estudiante a la UNSa en 1973, había recordado cronológicamente el proceso que se vivió en esta casa de estudios, fundada en 1972, durante la dictadura de Onganía.
Varios docentes volvieron del exilio para emprender la tarea en esta Universidad junto al rector Holver Martínez Borelli, pero eso “duró muy poco” y ya en 1974 fueron intervenidos la provincia (el gobierno de Miguel Ragone) y la Universidad y muchos de ellos volvieron al exilio o fueron secuestrados y desparecidos.
Entre los homenajeados de ayer, Nenina recordó a su amigo, Alberto Calou, y a su esposa, Ana María Caballero. “Quizás la sociedad salteña no se ha dado cuenta todavía del peso que tuvo la Universidad Nacional de Salta en el 73, 74.
Fue una Universidad de vanguardia, solo comparable a la UBA y a la de Rosario”, señaló por su parte la poeta Kuky Herrán, que leyó un poema dedicado al docente Miguel Ángel Arra.
El acto, en el que hubo más oradores, y músicos que matizaron los momentos estuvo cargado de emoción, como la que mostró Pablo Bigi, hijo del docente desaparecido Jorge Bigi.