El ex teniente general estaba con prisión domiciliaria. En diciembre de 2013 el Tribunal Oral en lo Federal 1 de Salta lo condenó a prisión perpetua, de cumplimiento efectivo, pero en 2014 la Cámara Nacional de Casación Penal le concedió la prisión domiciliaria, condición que no cambió aun cuando en mayo pasado recibió una nueva condena a prisión perpetua, dictada también por el TOF1.
Nacido en la ciudad de Rosario, Santa Fe, Ríos Ereñú egresó del Colegio Militar de la Nación en 1951 con la jerarquía de subteniente especializado en Infantería. Además, completó un curso de Oficial de Estado Mayor en la Escuela Superior de Guerra.
Al 24 de marzo de 1976, cuando se cometió el golpe de Estado, con el grado de teniente coronel, estaba al frente del Regimiento de Infantería de Monte 28 (asumió el 9 de diciembre de 1975), en Tartagal. La Justicia de Salta tiene dicho que como tal, era jefe de la Subárea 322-1, a los efectos represivos, que comprendía el norte provincial.
En los procesos judiciales para investigar aquellos años, quedó claro que en las dependencias del Regimiento de Monte 28 funcionó un centro clandestino de detención de personas. Se estima que unas 150 personas fueron alojadas en las cuadras del Regimiento ni bien se cometió el golpe.
Además, en la zona, que fue considerada estratégica por su cercanía con la frontera internacional, hubo secuestros, asesinatos y desapariciones de personas.
Por algunos de estos hechos Ríos Ereñú fue condenado y por otros, como las detenciones del 24 de marzo, existían pedidos de investigación aún pendientes.
En diciembre de 2013 fue condenado por los homicidios del médico Pedro Urueña y el trabajador petrolero y gremialista Jorge Santillán, ambos militantes peronistas. En mayo pasado fue condenado por el secuestro y asesinato de la asistente social y militante peronista Nicolasa del Valle Montilla, y por el secuestro y desaparición de Ruth Sáez de Vuistaz.
Ríos Ereñú negaba la existencia de la Subárea 322-1 y aseguraba que durante su jefatura no hubo violaciones a los derechos humanos en Tartagal, afirmación que choca con los dichos de los testigos que declararon en los juicios.
Ríos Ereñú llegó a la jefatura del Ejército Argentino el 4 de marzo de 1985, en el gobierno de Raúl Alfonsín. Reconoció que las Fuerzas Armadas debían obediencia al poder civil constitucional. En 1987, tras los sucesos de Semana Santa, fue pasado a retiro.
Tartagal, tomada
En general, los testigos de la década del 70, describen una ciudad de Tartagal distinta a la que pintaba el ex jefe Héctor Ríos Ereñú.
Anery Osores, hermana de Raúl Benjamín Osores, detenido desaparecido, recordó que con el golpe el barrio Tomas Ryan “fue arrasado prácticamente”, y que Tartagal “no era una ciudad tranquila, el Ejército actuó con dureza (...). Hubo muchos detenidos y muchas desapariciones”. Añadió que los jefes militares “eran los cerebros. De ahí salían las órdenes para todos los órganos represivos de Tartagal” y que al Ejército le respondían Gendarmería y la Policía.
Su hermano, Francisco Osores, afirmó que con la represión se trató de “desarticular a la gente capaz de movilizar las voluntades de una sociedad”.
