Los habituales "coqueros" decían que ayer conseguir “un puñado” de la apetecible hojita verde se convirtió en un verdadero dilema.
Aquellos lugares tradicionales del expendio tenían una sola respuesta al casi desesperado pedido del coquero: “No hay, y no sabemos hasta cuando...”.
El que conseguía hacerse del producto tenía que pagar 100 pesos por solo 100 gramos. Es decir que el kilogramo pasó a costar 1.000 pesos.
Bien suele decirse que “para el vicio, la plata aparece por cualquier lado”. Y así fue. Ante la impronta de tener que pagar mucho más de lo que se venía haciendo y con algo de resignación e impotencia, el billete con la imagen de Roca o Evita salía a escena para concretar la compra.
En los lugares de gran concentración de público, como Mercado Municipal o en las inmediaciones de COFRUTHOS, los puestos quedaron vacíos. Solo se escuchaba el rezongar de los coqueros, que cuidaban como un trofeo las contadas hojitas que le quedaban de una compra anterior.
Esta situación ocurre cuando se desarrolla la Serenata a Cafayate. Y no hay que pensar en demasía para concluir lo que significa “estar en Cafayate, tomar el mejor vino y no contar con el elemental producto para estirar las horas con el mejor semblante”.
Las continuas protestas sociales que se vienen observando en el norte salteño, las lluvias e inundaciones y el deplorable estado de las rutas, aparecen como las razones potenciales para la escazes del producto. Por eso los adictos cruzan los dedos para que todo esto se supere.