"La injuria solamente debe ser tomada como tal, cuando exista la intencionalidad en la conducta del agente de realizar expresiones deshonrosas con la conciencia de ofender o menoscabar su honor, con el fin de afectar y desacreditar la reputación".
La expresión es parte de los fundamentos del fallo por el que el juez de la Sala VII del Tribunal de Juicio, Francisco Mascarello, absolvió al profesor Carlos Puga en la querella por injurias iniciada por el ex diputado provincial y nacional Eduardo Barrionuevo.
Afectado en su honor
El querellante afirmaba que Puga había afectado su honor al afirmar, en un testimonio brindado en el marco del noveno juicio por delitos de lesa humanidad, que se lleva a cabo ante el Tribunal Oral en lo Federal de Salta, que en la década del 70 en el ámbito de la Universidad Nacional de Salta se comentaba que "un tal Barrionuevo" era un infiltrado de las fuerzas de seguridad. También lo describió como una persona violenta, que andaba armada.
El marco de los dichos
Barrionuevo se molestó más porque el testimonio fue difundido a través de los medios de comunicación masiva.
"No cualquier expresión crítica puede ser tildada de delito", aclaró el juez Mascarello al citar el fallo Kimel, de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, que obligó al Estado argentino a realizar cambios en la ley que preveía penas para los delitos de calumnias e injurias.
El magistrado recordó que "el querellado manifestó a la prensa (…) lo que él había declarado como testigo en una causa que actualmente se está realizando sin que haya concluido con sentencia, por lo que, sus manifestaciones no encuadran en lo normado contra el honor". El juez destacó que las expresiones fueron proferidas "en el marco de un asunto de interés público, como es el juicio que se está desarrollando a los fines de esclarecer lo ocurrido en ese momento histórico" de la década del 70.
Injuria es inexistente
"La injuria es inexistente si no media el propósito de deshonrar o desacreditar", insistió el magistrado en los fundamentos de la sentencia, conocidos anteayer. Mascarello concluyó que Puga "no obró con el dolo exigido" por la ley para que se configure el delito de injurias. El juez tuvo en cuenta que Puga declaró siempre lo mismo, "es decir, no lo hace con la intención de agraviar o deshonrar al querellante, sino de manifestar lo que se decía en ese momento en el ambiente universitario". Y añadió que Puga habló de "un tal Barrionuevo", es decir que ni siquiera conocía al querellante, por lo que no pudo haber buscado afectarlo.
El juez consideró que es "evidente" que "hay un interés público en conocer esa etapa histórica, que más que buscar el descrédito de su protagonista, revelan acontecimientos del pasado", y razonó que la afirmación de Puga, "sea que responda a la realidad o no, es de una trascendencia que reúne la característica de interés público". "En todo caso, no todo lo que el ofendido considera como ofensas a sus cualidades constituye injuria o deshonra", sostuvo.
La persona pública
E insistió en que no comete injuria "quien manifiesta una información relacionada con un asunto de interés institucional, que tenga como destinatario a un funcionario público, a una persona pública o a un particular", si no se prueba que con "conocimiento de su falsedad o con notoria despreocupación de ella".
Entre los antecedentes de fallos sobre el tema, el juez citó el que dictó la Corte de Justicia de Salta al confirmar la absolución del abogado Daniel Tort, en la querella por calumnias e injurias que le iniciara el represor Juan de la Cruz Kairuz.
