ESTRUCTURA Y RECURSOS INSUFICIENTES

Preocupa el alojamiento y fuga de detenidos

La fuga de una menor de 12 años de la Comisaría Segunda, la de un narco en Rosario de la Frontera, otros dos delincuentes en Pichanal y La Merced, y el incidente registrado por un ladrón que se escapó y fue recapturado cuando era trasladado a Güemes, dispararon críticas desde la cúpula policial.

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Una menor logró fugarse de la comisaría 2da, al igual que algunos presos de dependencias del interior
Una menor logró fugarse de la comisaría 2da, al igual que algunos presos de dependencias del interior

Es que todas estas dependencias, como las del resto de la provincia, no están acondicionadas para tal función y, legalmente, la responsabilidad de custodia y alojamiento de los internos, ya sea sometidos a proceso penal o condenados, corresponde al Servicio Penitenciario, según la Ley Orgánica.

A tal efecto, en la capital se dispuso el alojamiento de detenidos en la Alcaidía Judicial ubicada en la Ciudad Judicial, situación que se repite en Tartagal y Metán, aunque estas instalaciones no son suficientes y, por lo general, los internos ocupan oficinas o dependencias de la Policía.

“No hay que ir muy lejos, basta con ver lo que sucede en las dependencias policiales del Valle de Lerma o General Güemes”, explicaron algunos jefes policiales, quienes de un tiempo a esta parte se mostraron seriamente preocupados por esta situación que, según calificaron, es “irregular”.

La ley Orgánica de la Policía, según dijeron, deposita en la fuerza policial otras funciones, entre ellas la captura de las personas sospechadas de la comisión de un delito, sin embargo la misma norma, pero del Servicio Penitenciario Provincial, asigna a este organismo la custodia y alojamiento de los reos.

“El Servicio Penitenciario será el organismo que tendrá a su cargo las dependencias destinadas a la custodia y guarda de los internos procesados, la readaptación social de los condenados a sanciones penales privativas de libertad”, reza la norma. 

Esta situación, sin embargo, no se cumple ni siquiera en el principal distrito judicial, pues son los móviles policiales los que llevan adelante el traslado. “Y no sólo eso, sino que las dependencias se convierten en cárceles, cuando en realidad no están edificadas para ello, como así tampoco el personal policial está capacitado para asumir la función de carceleros”, agregaron.

“La policía podría hacer mucho más sino tendría que acarrear con estas funciones”. Esto, sin mencionar, que muchos de “nuestros policías terminan siendo imputados en causas penales por la fuga de detenidos, algo que no sucedería si se cumpliera lo dispuesto en las normativas vigentes”.

 

Una complicación constante
En lo que va de este año, se han registrado varias fugas de dependencias policiales. Una de las primeras se registró el 20 de enero pasado, cuando Jorge Cenardo, un detenido por hurto, logró violentar el candado de la celda que ocupaba, tras lo cual se dio a la fuga.

Tardó un mes la recaptura del mismo, quien se hallaba oculto en Rosario de Lerma. Por la fuga fueron imputados dos policías de esa dependencia policial, y  según los jefes policiales no habría sucedido la fuga como la posterior imputación si “tan solo se aplicaban las normas orgánicas vigentes”.

Hace unos días, en la ciudad de General Güemes, Darío Sandoval, otro detenido por hurto, protagonizó un incidente similar cuando de regreso de la Ciudad Judicial, en la capital, el interno logró escapar del patrullero que lo llevaba a la dependencia policial de La Banda.

“Ese detenido debería haber sido alojado en la Alcaidía Judicial”, apuntaron las fuentes. Por el contrario, Sandoval fue enviado a La Banda para ser alojado en una dependencia policial, la que no está acondicionada para mantenerlo privado de su libertad. Antes de llegar el detenido logró escapar, aunque posteriormente fue recapturado en la localidad de Aguas Calientes.

El 3 de agosto pasado en tanto, una niña de 12 años que debía ser alojada en un instituto de menores logró fugarse del baño de la Comisaría Segunda, ubicada en calle Pellegrini y pasaje Gauna, lo que hizo pese a que en la dependencia había varios uniformados.

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