Un inmueble imponente, construido en un área de 70.300 metros cuadrados y una altura de casi 50 metros. El estadio alojó cuatro encuentros correspondientes a la primera fase, un duelo de octavos de final y otro de cuartos de final y ni el más pesimista hubiese imaginado que allí se darían las eliminaciones de tres de los máximos candidatos a quedarse con la Copa del Mundo.
El primero en caer allí fue Alemania, tras perder con Corea del Sur por 2-0 (sabiendo que México había perdido con Suecia y que un triunfo lo metía en la siguiente fase). 72 horas después, Argentina se enfrentó con Francia: tras un gran partido de Mbappé, Les Bleus se metieron en cuartos y elminaron a Messi y compañía rápidamente. Y una semana más tarde, quien sucumbió fue Brasil, tras caer ante Bélgica por 2-1.