Después de un vuelo que tuvo algo de retraso, la delegación se instaló ayer en Barcelona, la "casa" del capitán Lionel Messi, para encarar la recta final de la preparación en el Mundial de Rusia 2018, que incluirá una escala en Jerusalén para el último amistoso ante Israel.
La delegación albiceleste, encabezada por el presidente de AFA, Claudio Tapia, arribó cerca del mediodía al hotel de concentración ubicado a escasos pasos de la Ciudad Deportiva del conjunto catalán.
Hubo una nutrida recepción de hinchas albicelestes, que se organizaron a través de las peñas de los distintos equipos del fútbol argentino en Barcelona, para darle un cálido recibimiento.
El entrenador Jorge Sampaoli bajó apenas por detrás de Tapia del micro y rápidamente se dirigió hacia el sector donde estaban los hinchas de la Selección, para lanzar su campera.
Allí, luego del almuerzo y un poco de descanso en las habitaciones, los jugadores realizaron un entrenamiento físico con el profeso Jorge Desio."Ya estamos en casa", publicó el astro rosarino Lionel Messi en su cuenta en la red social Instagram, con una selfie en la ventana de su habitación, con el estadio "Camp Nou" de fondo, ubicado a unas tres cuadras de distancia.
El amistoso con Israel sigue dando que hablar
El partido que jugará Argentina el próximo 9 de junio contra Israel en Jerusalén está bajo la lupa, y las repercusiones por el amistoso en "Tierra Santa" están fuera del campo de juego.
Mohammad Khalil Obaid, jugador del Jameyet Al Salah, fue baleado en las rodillas por militares de Israel el pasado 30 de abril, en las últimas revueltas. “Pido al equipo argentino y en especial al capitán Leo Messi, que es muy apreciado en Palestina, que se solidarice y boicotee el partido contra Israel. No hay nada amistoso en disparar a jugadores de fútbol”, dijo en un mensaje en el que pide que boicoteen el partido con Israel.
Por su parte, Jibril Rajoub, politico presidente de la Asociación Palestina de Fútbol, escribió a su homólogo de la Asociacion del Fútbol Argentino (AFA), Claudio Tapia, para recordarle que el partido debía haberse jugado en Haifa.
Sin embargo, “tras una presión política el partido se trasladó a Jerusalén”.