A 10 mil kilómetros del Monumental, le ganó 3 a 1 a Boca, edificó una de las páginas más grandes de su historia y alzó la Copa Libertadores de América. El 18 debuta en el Mundial de Clubes en Al-Ain.
Fue un partido a corazón abierto, dejando los dos equipos la piel en la cancha. Golpe por golpe durante los 90 minutos, primero Darío Benedetto y después Lucas Pratto. Los últimos minutos del suplementario fueron dramáticos.
Desde el 1 a 1, River buscó más que Boca. Aprovechó la expulsión de Wilmar Barrios y le dio un cachetazo al Xeneixe con un tremendo zurdazo de Juan Fernando Quintero. Pero eso no significó cerrar la historia porque aún con un jugador de más sufrió porque el conjunto boquense iba herido para torcer el rumbo. Pero ya estaba desfigurado. Sin argumentos futbolísticos apeló a su historia de entrega y dejó todo lo que tenía. Y no le alcanzó para ser campeón.
Andrada dejó el arco y se paró como centrodelantero. Ingresó Tevez, quizá demasiado tarde. Gago se cayó al suelo, se tomó el rostro se levantó y se fue lesionado al banco.
Izquierdoz tuvo la posibilidad del 2 a 2 pero el palo se lo negó. Hasta que llegó un córner, el despeje y la corrida del Pity Martínez a la gloria eterna. Pitazo final, alegría millonaria.
“Muñeeeco, muñeeeco...” gritan los hinchas. al igual que sus futbolistas que celebran en el Bernabéu.
La final de todos los tiempos tuvo un broche emotivo.
River es el dueño de América, por cuarta vez en su historia. Alza sus brazos y pega trompadas al aire, Gallardo, artífice de esta conquista.