“Lo único que quiero que esta gente deje de mandar mensajes a todos los testigos diciendo que ya saben lo que les va a pasar si siguen diciendo cosas”, señaló Verónica, que debe reponerse cada día después de las audiencias, en las que se ventilan detalles y fotografías del estado en el que quedó el cuerpo de su hija, aquel mes de marzo del 2017.
“Ayer (por el lunes) tuve que ver el cadáver de mi hija, como antes nunca lo vi, y es que estuvieron los investigadores que llegaron a la orilla del río, donde ese día no me permitieron, por eso quiero, que estos paguen por lo que hicieron y se dejen de amenazar, ya basta, que se creen, dicen si no te pasa a vos, le pasará a un hijo o nieto tuyo”, señaló Verónica Guantay.
Los hechos que intentan amedrentar y torcer los dichos de los testigos van acompañados de las posibles libertades, que, a decir de los propios delincuentes obtendrían, “el gordo Julio va a salir y te va a buscar, todo lo que escuchaste te lo hará a vos. Esas cosas dicen estos asesinos que no se arrepienten, que están como si nada”, remarcó la madre de la víctima.
Finalmente con preocupación y pensando en voz alta dijo “no sé qué haremos si alguno de estos salen, tendremos que irnos de aquí”.
Con la declaración de peritos del Cuerpo de Investigaciones Fiscales (CIF) y de efectivos de la División Homicidios de la Policía de Salta continuó la sexta jornada del juicio seguido por el homicidio de Paola Daniela Guantay, ocurrido en marzo de 2017.
Ayer estuvieron dos biólogas y una médica del CIF, una asistente social y dos efectivos policiales, poniendo a consideración del tribunal los informes de los estudios realizados en restos óseos hallados en las márgenes del río Mojotoro para la determinación del intervalo postmortem y para establecer un vínculo de parentesco.
Los acusados son Julio César Monasterio, Norberto Silvestre, Carlos Alfredo Agüero y Juan Reynaldo Álvarez, por homicidio triplemente agravado por mediar violencia de género y abuso sexual con acceso carnal agravado por el número y calificado por la muerte de la víctima, tortura agravada por la muerte y por la participación de un menor de edad; Marisel Griselda Urzagaste, y M-L-M-, están acusada del delito de homicidio doblemente agravado por ser perpetrado con ensañamiento y por el concurso premeditado de dos o más personas, tortura agravada por la muerte de la víctima.
El 4 de marzo de 2017 la madre de Daniela Guantay radicó la denuncia por la desaparición de su hija.
