Finalizada la última audiencia por el juicio seguido contra los seis imputados a quienes se les aplicó la pena máxima solicitada por la fiscalía y la querella, Verónica, madre de Daniela, en una mezcla de nervios, dolor, e impotencia, la llevaron a increpar y gritarle asesinos a los acusados cuando los agentes penitenciarios, los retiraban del Salón de los Grandes Juicios.
Más tarde con más calma dijo a Nuevo Diario: "Felicito a los jueces porque se hizo justicia. Ahora Daniela por fin va a poder descansar en paz. Este para mi es el cierre de una etapa. Las condenas son para mi un alivio; no del dolor que va a existir toda mi vida, el sufrimiento y la ausencia de mi hija, pero sí se cierra una etapa donde yo recién voy a poder hacer el duelo, porque no he tenido tiempo ni he podido hacer el duelo por la búsqueda de justicia".
Veronica Guantay, luego de conocer la condena se fundió en un abrazo con sus nietos y cinco hijos, cuatro mayores y un menor.recalcó. "Ahora voy a poder llorarla a mi hija como corresponde".
Recordó sobre todo que que su pena será mayor el próximo 21 de abril, cuando Daniela hubiera cumplido 26 años. "A mi hija la mataron a los 22, fue por estos días cuando casi iba a cumplir los 23 años. Con este van a ser 3 años que no voy a festejar su cumpleaños".
"De ella recuerdo sus abrazos, su sonrisa, su mirada, nuestras charlas de cada día y verla cada mañana para eso era sagrado. Esto es solo un alivio, mi dolor sigue", dijo muy apenada.
Todo se justifica a una madre a la que le arrebatan una hija a la que buscó, denunció su desaparición, y tres días después su cuerpo apareció mutilado a orillas del río Mojotoro.
Ella, todos sus familiares y amigos mantuvieron durante todo el juicio carteles en el ingreso de la Ciudad Judicial pidiendo justicia, cuando aún estaba temerosa, por si alguno de los imputados, quedara libre; tanto era el miedo que algunos de ellos se encargaron de desparramar entre los vecinos y los mismos testigos, que lo único que pedía era seguridad.
Con esta condena, Carlos Alfredo Agüero, “Chury”; Norberto Silvestre, “Chiqui”; Julio César Monasterio, “Gordo Julio”; Juan Reynaldo Álvarez, “el viejo” y Griselda Marisel Urzagaste, quedarán entre rejas con la perpetua, por ser coautores del delito de homicidio calificado por mediar violencia de género por ser perpetrado con ensañamiento y por concurso premeditado de dos o más personas, agravado por la participación de un menor de edad.
La menor M.L. alias “gaturra”, al momento del asesinato de Guantay, fue declarada penalmente responsable del delito de homicidio calificado por mediar violencia de género por ser perpetrado con ensañamiento y por concurso premeditado de dos o más personas y la sentencia será remitida al Juzgado de Menores 3, que se encuentra a cargo de su tutela.
Los jueces que condenaron a los asesinos, pertenecen a la Sala VII del Tribunal de Juicio, que tuvieron a su cargo las audiencias fueron Paola Marocco (presidenta), María Livia Carabajal y Francisco Mascarello (vocales).
Veronica Guantay, la madre de Daniela esperó el fallo en Ciudad Judicial acompañada por por sus cinco hijos, nietos, amigos y organizaciones sociales.
Revocaron condicionalidad y un arresto domiciliario
En el fallo con las condenas, se revocó la condicionalidad de una condena anterior dictada a Agüero, y las unificaron en la pena única de prisión perpetua.
Álvarez, que también tenía una condena anterior, recibió la misma pena única. Monasterio, por su parte, fue declarado reincidente por tercera vez, atento a los antecedentes condenatorios que registra en su prontuario.
Los cuatro seguirán alojados en la unidad penitenciaria local.
También se ordenó revocar el arresto domiciliario del que gozaba Urzagaste, por lo que terminada la audiencia fue trasladada a la Unidad Carcelaria 4, donde continuará detenida.
Los fundamentos de la sentencia serán leídos el quinto día hábil. Además se hizo conocer a la denunciante que tiene derecho a ser informada y a expresar su opinión acerca de los planteos o beneficios carcelarios que efectuaran los condenados durante la ejecución de la pena.
En la jornada de ayer los cinco mayores de edad hicieron uso de la palabra, menos M.L.M, que decidió dejar de lado su derecho de hacer escuchar su versión de los hechos.
El primero de los imputados en hablar fue Carlos Alfredo Agüero (a) Chury quien solo dijo que quería se conozca la verdad de lo ocurrido.
Después le siguió “Chiqui” Silvestre manifestando que esperaba se haga justicia ya que no tuvo nada que ver con la muerte de Daniela a quien conocía y era su amiga, en tanto Monasterio, también abogó por la verdad, al igual que Álvarez.
En el caso de Urzgaste se manifestó inocente, algo que no se les escuchó decir a los otros cuatro, y que tras lamentar sus adicciones pedía perdón a sus cinco hijos por el daño que les estaba causando.
El 4 de marzo de 2017 la madre de Daniela Paola Guantay radicó la denuncia por la desaparición de su hija.
Tres días después el cuerpo apareció en las márgenes del río. Pero la muerte se habría producido según la reconstrucción de la Fiscalía entre el 2 y 3 de marzo en domicilio de Álvarez en el barrio 17 de Octubre.
Daniela, según la requisitoria fiscal, fue entregada a quien se le atribuía haberse apoderado de droga.
