Ayer corrieron muchas versiones sobre lo que podría develar Vargas, en especial sobre un supuesto acuerdo que la fiscalía intentó hacerle firmar a fin de que se haga cargo del crimen y así presentar el esclarecimiento del caso.
Los jueces de la Sala VII del Tribunal de Juicio, en tanto, escucharon a cinco testigos más, entre ellos dos amigos, dos ex compañeros de trabajo y un cuñado del viudo de la víctima. El abogado Pedro Arancibia, defensor de Cajal Gauffín, en tanto, desistió de otros tres testigos. Los representantes del Ministerio Público Fiscal, por su parte, plantearon un cambio en la calificación del delito base por el cual la causa fue elevada a juicio. Postularon que, en función de los datos reunidos en el transcurso de la audiencia, corresponde el nuevo encuadre de homicidio triplemente calificado por ensañamiento, alevosía, criminis causa y femicidio no vincular.
La fiscalía aclaró que el cambio en la calificación del delito base no altera la situación de ambos imputados, por lo que Sergio Vargas sigue acusado como partícipe secundario de homicidio triplemente calificado y Nicolás Federico Cajal Gauffín por encubrimiento agravado.
Ex compañero
Un ex compañero de Cajal Gauffín en la empresa de electrodomésticos donde trabajaba el acusado en 2017 contó que en ese momento cumplía el rol de gerente regional y se encontraba en Tucumán. Dijo que se enteró del homicidio porque ese 27 de enero lo llamó su jefe para pedirle que ubicara a alguien en la sucursal de Salta para que fuera a la casa de Cajal Gauffín, porque “había pasado algo grave”.
Fue así que logró dar con un gerente o subgerente que le dijo que se encargaría de ir personalmente, tras lo cual llamó al imputado, para preguntarle más detalles de lo ocurrido. Aseguró que Cajal Gauffín le contó “de forma desgarradora” que habían matado a su mujer. Sobre el manejo del dinero en las sucursales donde, tanto él como el acusado eran gerentes regionales, indicó que existía un fondo fijo (caja chica) que no superaba los 15 mil pesos y que era manejado por el gerente de la sucursal, no por el gerente regional.
Otra compañera de Cajal Gauffín, quien se desempeñaba como supervisora regional de créditos, dijo que el día del hecho compartió tareas con el acusado, de 9 a 13 en el local de peatonal Alberdi y que, en el transcurso de la mañana, Cajal Gauffín se retiró para ir al correo a buscar una encomienda, pero no pudo precisar cuánto tiempo estuvo ausente.
Sostuvo que ambos se retiraron del local a las 13, oportunidad que el imputado le comentó que se iba a su casa, en Vaqueros, porque su esposa Jimena iba a cocinar ese día. Acerca de cómo se enteró del homicidio, indicó que alrededor de las 14.30 la llamó una cajera de la sucursal del shopping para contarle que “le había pasado algo a Jimena”. Un amigo, refirió que se conoce con Cajal Gauffín desde la adolescencia y que el día del crimen el acusado lo llamó en estado de desesperación para contarle lo que había pasado. Dijo que inmediatamente se dirigió a la casa de Vaqueros y que encontró a su amigo en “estado de shock, estupefacto”, incapaz de encontrar palabras para explicar lo sucedido.
