Tras renovar las oficinas internas, en su mayoría con empleados funcionales y otros que se convirtieron rápidamente, Cornejo avanzó con la flota de fiscales penales y otros funcionarios de mayor jerarquía.
En junio de 2019, a un mes de haber asumido, el primer blanco fue el fiscal penal, Pablo Paz, de la Unidad de Graves Atentados contra las Personas, a quien responsabilizó por la falta de avance en la investigación del crimen de Jimena Salas, razón por la cual ordenó la apertura de un sumario disciplinario que aún está en trámite.
Casi a la par, y con otra floja excusa de irregularidades en la realización de autopsias, removió a la directora del Cuerpo de Investigaciones Fiscales, Silvia Triberio, cuya falta de obsecuencia al nuevo “Faraón” le jugó en contra. En julio de este año, en tanto, Cornejo volvió a abrir otro frente interno, siendo esta vez su blanco el fiscal de Derechos Humanos, Gustavo Vilar Rey, a quien desplazó para hacer lugar a una fiscal “conversa”.
En mayo pasado, Cornejo avanzó contra Sergio Dantur, quien se desempeñaba como auxiliar en la Fiscalía Penal de Apolinario Saravia, aunque la acusación, como las anteriores, perdieron peso. No obstante, y en otra demostración de poder, decidió levantar la fiscalía de esa localidad, con lo cual obligó a los pobladores a viajar a Joaquín V. González.