Por el hecho, la Sala VI del Tribunal de Juicio juzga a Ricardo Ruiz (44), quien está imputado por el delito de homicidio agravado por ser en perjuicio de su pareja y por el género.
El primero en comparecer ayer fue el dueño del inquilinato donde residía el acusado, en barrio La Tradición. El testigo dijo que la noche del hecho, a las 22, Ruiz llegó al inmueble en la moto que le solía prestar la víctima. Precisó que lo vio contento y que se iba a casa de Claudia porque lo había hecho llamar.
Aseveró también que la damnificada solía ir al inquilinato durante la semana y que se quedaba a dormir en la habitación que alquilaba Ruiz. Señaló, no obstante, que ella había dejado de ir alrededor de dos semanas antes del hecho.
El testigo sostuvo que en algunas ocasiones Ruiz trabajó con él, en tareas de construcción. Lo describió como un hombre callado y sumiso. Dijo que a veces lo “cargaban” por supuestas infidelidades de su pareja, pero él no reaccionaba mal. Explicó que ese tipo de bromas son comunes entre compañeros de trabajo.
Durante la jornada también declaró el yerno de la víctima y del victimario. El joven relató lo ocurrido horas previas al 9 de febrero del 2020 y lo sucedido el día del hecho. Explicó que residía en la casa de Padilla, junto a su pareja y a su hijo, y sostuvo que, en esa época, Ruiz no vivía allí, pero iba casi todos los fines de semana y se quedaba a dormir.
Afirmó que Claudia Padilla había estado enferma esa semana, con un cuadro gripal, y que el día del homicidio estaba muy débil. Incluso requería ayuda para ir al baño. Dijo desconocer si había tomado alguna medicación, pero sí precisó que la noche del viernes 8 de febrero, él, su pareja - hija de Ruiz y Padilla - y su hijo se fueron al centro alrededor de las 18:30 o 19.
Regresaron entre las 1:40 o 2 y pasaron directamente a su habitación. Vieron televisión y se durmieron. Durante todo ese lapso aseguró no haber escuchado ningún ruido extraño en el cuarto de su suegra.