Condorí, detenido ayer al medio día, fue procesado en septiembre de 2017 por el juez Guillermo Pereyra, de la Sala VI del Tribunal de Impugnación, quien le permitió seguir en libertad por entender que siempre “estuvo a derecho”.
Sin embargo, la fiscal penal María Inés Loyola consideró que se estaba ante un homicidio agravado y que correspondía mantenerlo detenido. Igual planteo hizo la querella de la madre la joven, Ana Fernández, representada por el abogado Pedro García Castiella. En cambio, el defensor de Condorí, Hugo Echardt, pidió que se revocara el procesamiento.
Los camaristas Ramón Medina y Virginia Solórzano, de la Sala I de Impugnación, consideron que el acusado debe ser detenido, dado que “las medidas impuestas por el juez de instrucción aparecen como insuficientes para neutralizar toda posibilidad de fuga en aras de garantizar la prosecución del presente proceso.
Por ese motivo, debe primar el interés social y corresponde ordenar la inmediata detención cautelar del procesado”.
Sin embargo, concedieron la posibilidad de que se le otorgue prisión domiciliaria con algún sistema de seguridad.
Condorí, que estaba en la División Trata de Personas, era el novio de la víctima. Por los dichos de testigos, se sabe que era controlador y celoso y la joven puso fin al vínculo sentimental, decisión que el ayora acusado no aceptaba.
En la investigación se llegó a la conclusión de que Condorí entró al departamento, del que tenía llaves, y mató a la joven de 28 años de edad.
Para ello se tuvo en cuenta testigos que vieron la camioneta que usaba en el lugar, un informe que ubica su teléfono en la zona sur entre el 27 y 28 de abril.
Y también los resultados de los peritajes siquiátricos, que “exponen que, al sentirse desplazado o no elegido, (el policía) puede reaccionar violentamente, que la mujer es un objeto a conquistar sin vinculación afectiva” y que “su perfil es compatible con el hecho investigado”.