PADRE E HIJO

Hasta 13 años de prisión a dos hombres por el transporte de 143 kilos de droga

En un juicio impulsado por el Área de Atención Inicial, de la Unidad Fiscal Salta, se condenó a Jorge Navarro y a su hijo Gustavo por los delitos de organización de transporte de estupefacientes agravado por el número de intervinientes.

Jorge Navarro fue condenado a 13 años. (MPF).
Jorge Navarro fue condenado a 13 años. (MPF).

La Unidad Fiscal está integrada por la fiscal subrogante Paula Gallo, el Tribunal Oral Federal N°1, compuesto por Mario Marcelo Juárez Almaraz, Marta Liliana Snopek y Santiago Federico Díaz,

La pena impuesta para Jorge Navarro fue de 13 años de prisión, mientras que para Gustavo Navarro fue de 12 años y 6 meses, también se lo encontró culpable del delito de tenencia de estupefacientes. Ambas condenas son las más altas obtenidas por el Ministerio Público Fiscal desde la implementación del Código Procesal Penal Federal, que el 10 de junio cumplirá cuatro años de vigencia en Salta y Jujuy.

Esta sentencia, sin embargo, se amplía aún más si se tienen en cuenta las penas impuestas al resto de los integrantes de la organización: Alberto Rojas, José Pereyra, Eugenio Belizán y Héctor Villalbas, cuya situación procesal fue resuelta a través de juicios abreviados.

En el caso de Rojas, la pena impuesta fue de 6 años de prisión en calidad de coautor y fue declarado reincidente debido a una sentencia similar dispuesta en su contra por el Tribunal Oral Federal de Rosario N° 3, el 16 de agosto de 2019, cuando lo condenaron junto a otros doce implicados -detenidos el 9 de octubre de 2015- por el transporte de 53 kilos de cocaína, descubierto en el ingreso a esa ciudad.

Junto a Rojas, el tribunal rosarino condenó a Walter “Dani” Jure, integrante de la “Banda de los Monos”, como coautores del transporte de la droga, que iba camuflada dentro de globos de piñata.

Además, se destaca la sentencia del comisario Carlos Schmidt, ex jefe del Comando Radioeléctrico como partícipe primario del delito de tráfico de estupefacientes en la modalidad de tenencia con fines de comercialización, doblemente agravado por haberlo cometido con la concurrencia de tres o más personas en forma organizada y por su condición de funcionario público. En ese orden, el Tribunal le impuso una pena de 6 años de prisión.

Las otras condenas
También, y en grado de coautor, el TOF N°1 le impuso a Pereyra seis años de prisión y lo declaró reincidente, debido a una pena de 10 años de prisión por infracción a la Ley 23.737, dictada el 19 de junio del 2.017, por el Tribunal Federal Oral de Santiago del Estero.

Por la misma calificación, Villalbas recibió una pena de 5 años, en tanto que Belizán fue condenado a 4 años, en calidad de partícipe secundario, a lo que se sumó el decomiso de dos camionetas y una suma de dinero cercana a los 50 mil pesos.

Las penas finales impuestas a la organización criminal liderada por los Navarro, oriundos de la ciudad de Tartagal, ascienden a 46 años y 6 meses, lo que constituye otra marca dentro del sistema acusatorio, las mismas fueron obtenidas en debate y mediante salidas alternativas.

La fiscal Gallo, a cargo del Área de Atención Inicial, logró abrir el caso, llevarlo a juicio y obtener las condenas de todos los eslabones de la cadena delictiva.

A partir de un celular secuestrado se consiguió desarticular la estructura

Tanto en la apertura como en el cierre del juicio de responsabilidad, la fiscal resaltó la forma en que a partir de un teléfono celular secuestrado, se logró identificar y desentrañar los complejos movimientos de la organización criminal liderada por los Navarro.

Al referirse a los hechos, la representante del MPF dio por acreditado el primero de ellos, descubierto el 20 de octubre de 2.021, cuando se registró la detención de Villalbas en un control instalado en la ruta provincial 5, a la altura de la localidad de General Pizarro, distante a unos 270 kilómetros de la capital de Salta.

El acusado conducía una camioneta Toyota, de norte a sur. En la requisa física, los gendarmes descubrieron “un brillo inusual” en los bordes del compartimento de herramientas, ubicado en el baúl. Luego, con el control judicial y en presencia de testigos, se retiró el cobertor y se hallaron 79 “ladrillos” de cocaína, con un peso final de 77 kilos con 963 gramos.

En esa oportunidad, el procedimiento parecía destinado a ser resuelto como un hecho de flagrancia, sin embargo, el secuestro de su teléfono celular dentro de la camioneta, cambió todo, pues de la lista de contactos se identificó a un usuario solamente con la letra “G”.

Al analizar el contenido del celular se pudo establecer que el detenido había mantenido comunicación con Jorge Navarro y su hijo, incluso se pudo determinar, por el impacto en las antenas de telefonía, que mantuvo largos encuentros con Gustavo dos días antes de ser detenido en las localidades de Hipólito Yrigoyen y Embarcación, lo que sirvió para identificar el rol de cada uno.

Mientras Villalbas hacía de transportista, Gustavo Navarro iba por delante de la ruta, en calidad de “coche puntero” o “barredor”, cuya función era la de avisar al vehículo cargado con la droga sobre los controles de fuerzas de seguridad.

 

 

 

 

 

 

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