Durante la audiencia de imputación, celebrada este viernes, ambos imputados se negaron a declarar, tras lo cual el fiscal solicitó el mantenimiento de detención ante el Juzgado de Garantías 1 a fin de evitar que el caso sea entorpecido.
Las imputaciones recayeron sobre el oficial subayudante Gabriel Alejandro Pereyra y el sargento ayudante Ariel Miranda, en grado de coautores. El fiscal Vega intervino a partir de las actuaciones de prevención de la Comisaría 40 de Salvador Mazza, donde consta que el lunes 26 de abril, cerca de las 5:15, Estéfano Barrios caminaba por avenida 9 de Julio a la altura de la plaza de barrio Pueblo Nuevo.
En esas circunstancias, fue divisado por el oficial subayudante Pereyra, a cargo del control preventivo, y el sargento ayudante Miranda, a cargo del móvil policial 2063 como chofer, quienes se acercaron hasta donde estaba Barrios, de quien no surgió que hubiera cometido ningún ilícito.
Sin embargo, el oficial Pereyra descendió del móvil policial y se dirigió hacia Barrios, momento en que éste se asustó y corrió en sentido sur a norte por avenida 9 de Julio, seguido por Pereyra, también a pie.
En un momento, Barrios giró hacia la derecha y al llegar a calle Joaquín Castellanos, el oficial Pereyra subió nuevamente al móvil, para continuar una persecución de dos cuadras hasta darle alcance en calle Sarmiento, frente al puesto del Escuadrón 61 de Gendarmería Nacional, donde el chofer Miranda cruzó el vehículo del que descendió rápidamente Pereyra, quien dio alcance a Barrios y lo hizo caer al suelo, mientras éste gritaba por ayuda.
Allí, el joven, atento al temor experimentado por la persecución, se produjo una herida cortante en el cuello con el filo del cuello de una botella rota. Pese a ello Pereyra le colocó al joven herido las esposas, aun cuando ya no representaba peligro alguno, mientras que Miranda se dirigió al móvil a buscar una franela para taparle la herida y pedir una ambulancia, sin dar correctamente la dirección de donde estaban.
Surgió que, al llegar la ambulancia, el personal policial se encontraba en un principio parado al costado de la víctima, pero cuando llegó el enfermero, los acusados actuaron de forma nerviosa. Al constatar que Barrios todavía estaba con vida, el joven fue traslado en la ambulancia y murió camino al hospital.
De los hechos mencionados, surgió que los imputados incumplieron los reglamentos y deberes propios de su cargo, al realizar el procedimiento policial que derivó en la muerte de Barrios, debido a un shock hipovolémico por lesión vascular grave.