El juicio está a cargo del juez Raúl Fernando López, que encabeza la audiencia de manera remota utilizando medios tecnológicos. Intervienen el defensor oficial Federico Gil Neuber y, por el Ministerio Público, la fiscal del GAP Claudia Carrera.
Ayer, luego de la lectura del requerimiento de elevación a juicio, declararon cinco testigos: la denunciante, que es madre de la menor víctima; el sumariante que intervino el día del hecho, un médico pediatra, el enfermero de emergencia que suministró la medicación por indicación del acusado y la médica del CIF, Carina Ayala Montenegro, que realizó la autopsia de la niña.
La madre de la niña relató que, en la madrugada del 25 de agosto de 2016, cuando con su hija de dos años y cinco meses se encontraba con diarrea, se presentó en la guardia del Hospital San Vicente de Paul de Orán, aproximadamente a horas 6:50 y tuvo que esperar hasta pasadas las 9 para ser atendida por Claverie, quien era el médico que se encontraba de guardia. La mujer dijo que: “El doctor no salía y cuando me atendió, me trató de mala manera”. Le preguntó qué le pasaba a su hija, luego le levantó la remera, y le apretó la panza, le recetó un inyectable, un jarabe, dieta estricta y le dijo que se vaya a su casa. Añadió que, en el trayecto a su domicilio, la niña comienza a tirarse para atrás, no hablaba. Al llegar, luego de un rato, la menor tenía sus labios morados y su cuerpo estaba frío, tenía sus piernas y manos rígidas. Ante esta situación, se dirigió al Centro de Salud “San José”, donde fue atendida por Nelly Vilte, médico de guardia, quien le dijo que la menor no tenía signos vitales.
Explicó que intentaron reanimarla, pero la niña ya estaba muerta. El deceso de la menor fue aproximadamente a las 13.
Luego de escuchados los testimonios, el juez ordenó pasar a un cuarto intermedio para el próximo 5 de julio a las 11, donde concluirán las declaraciones testimoniales. Ese día se producirán también los alegatos y se dará a conocer la sentencia.
