Tras el receso del miércoles, la jueza Carolina Sanguedolce junto a los vocales Gabriela González y Pablo Farah, integrantes de la Sala III del Tribunal de Juicio, reanudaron el debate con los alegatos, siendo el primer turno para el fiscal penal Federico Obeid, de la Unidad de Delitos contra la Integridad Sexual.
En un extenso fallo, que traspasó el mediodía, el fiscal ratificó las acusaciones en contra de los tres imputados. Con respecto a Teruel, confirmó los delitos de abuso sexual con acceso carnal continuado, exhibiciones obscenas y corrupción en perjuicio de una joven, menor al momento de los hechos.
Respecto a la segunda víctima, acusación incluida en una causa acumulada, la fiscalía pidió la condena de Teruel, como así también de sus amigos Silvio Rodríguez y Gonzalo Farfán, esta vez por el delito de abuso sexual con acceso carnal en perjuicio de una amiga de los acusados. En su exposición, Obeid se refirió primero a los hechos denunciados por una joven, quien sostuvo haber sido víctima de distintos abusos sexuales, entre los 10 y 13 años, siendo el único acusado por ello Lautaro Teruel, quien solía llevar a la menor al baño a “jugar con un juguetito”, que no era otro que su pene.
Mientras daba detalles de los hechos, como así también citaba las testimoniales y pruebas afín a la hipótesis de culpabilidad, el fiscal no dudó en señalar la responsabilidad penal de Teruel. “El acusado cometió los hechos denunciados en la primera causa siendo mayor de edad, con grado de certeza”, afirmó. Y, para que no queden dudas, agregó que “Teruel dijo ante el Juzgado de Garantías 7 que sus abogados lo hicieron mentir sobre su edad al momento de los hechos en la primera causa”, pues el principal pilar de la defensa del músico apunta a situar los hechos cuando el acusado era menor, con lo cual sacaría el caso del tribunal ordinario para trasladarlo a la justicia penal de menores.
Indicó que Teruel, en su vivienda, llevó a la víctima de la primera causa al baño para mostrarle un juguetito. “Pudo advertirse la corrupción de menores agravada, ya que la víctima, la primera vez que ocurrió el abuso, fue engañada”, señaló a la vez que estableció que “los hechos se repitieron desde que la menor tenía 10 años hasta que alcanzó los 12”. Para el fiscal, cuando el escándalo se desató por la denuncia de la segunda víctima en las redes sociales, Teruel se apuró para hablar con la primera de sus víctimas y evitar otra acusación.
“Quedó acreditado con grado de certeza que los audios ofrecidos como prueba y que fueron grabados por la primera víctima durante una conversación con el acusado no fueron editados”, aseguró, como así también desacreditó que todo tenga que ver con un rédito económico.
Para el fiscal Obeid, los acusados armaron un relato para “taparse”
Con respecto a la segunda causa, en la cual Teruel está imputado junto a Rodríguez y Farfán, el fiscal entendió que los acusados son íntimos amigos y lo que hicieron, una vez que se desató en escándalo, fue armar un relato con la única intención de evadir cualquier responsabilidad penal por el hecho.
Por ello, para el fiscal “hubo un común acuerdo” de los acusados en acceder carnalmente a la víctima. “Teruel fue consciente de que la víctima estaba ebria para accederla mientras estaba con el coimputado Rodríguez”, explicó Obeid.
“No quedan dudas de que la situación fue frenada por la víctima cuando se dio cuenta de lo que sucedía”. Todo esto, “mientras, Farfán esperaba su turno afuera de la habitación”. Concluyó en que, tanto Rodríguez como Farfán “omitieron dolosamente impedir que Teruel accediera a la víctima”.
Además, indicó que “diversos testigos, familiares y amistades, confirmaron durante la audiencia drásticos cambios en el estado anímico de la segunda víctima”. Y que “Teruel presumió el consentimiento de la víctima para accederla”.
Respecto a lo expresado por los peritos, sostuvo que “la psicóloga del CIF consignó en su informe que la segunda víctima sufrió una invasión en su psicosexualidad”, mientras “los acusados, íntimos amigos; trataron de taparse y armar un relato a medida”.
También resaltó, respectó a la primera víctima, que en la misma “el daño psíquico permanece hasta la fecha”, de acuerdo a los informes psiquiátricos y psicológicos a los que se sometió, siendo “las autolesiones” una prueba de los efectos del sometimiento sexual sufrido, heridas que comenzaron a aparecer tras los abusos y de manera reiterada.
