Una declaración del Ministerio de Salud (Minsap) calificó de “intolerantes”, “directas” y “amenazantes” sus afirmaciones al poner en duda la profesionalidad de los médicos cubanos, que desarrollan su labor en puestos “donde sus colegas locales no quieren ir”.
Bolsonaro exige que revaliden sus conocimientos, que puedan estar acompañados por sus familias durante los tres años que dura su misión, y que firmen contratos individuales en lugar del colectivo acordado por Cuba, la Organización Panamericana de la Salud y el Gobierno de Dilma Rousseff y ratificado en septiembre del 2016.
En los cinco años del programa, 20.000 colaboradores cubanos atendieron a 113.359.000 pacientes en más de 3.600 municipios. De ellos, más de 700 municipios tuvieron un médico por primera vez en la historia. El Gobierno cubano destaca que los doctores y enfermeras isleños han trabajado en lugares de extrema pobreza como las “favelas de Río de Janeiro, Sao Paulo, Salvador de Bahía, en los 34 distritos especiales indígenas, sobre todo en la Amazonía” y han recibido un 95 % de aceptación, según un estudio solicitado por el Ministerio de Salud brasileño a la Universidad de Minas Gerais.
El Minsap considera que “no es aceptable que se cuestione la dignidad, la profesionalidad y el altruismo de los colaboradores cubanos que, con el apoyo de sus familias, prestan actualmente servicios en 67 países. En 55 años se han cumplido 600.000 misiones internacionalistas en 164 naciones, en las que han participado más de 400.000 trabajadores de la salud”.
El político derechista también reclama que estos profesionales cubanos reciban su salario íntegro, pues sostiene que solo reciben «el 25%» y se pregunta si «el resto va para alimentar la dictadura cubana».
El Minsap le contradijo y asegura que “a los colaboradores se les ha mantenido en todo momento el puesto de trabajo y el 100% de su salario en Cuba, con todas las garantías laborales y sociales, como al resto de los trabajadores del Sistema Nacional de Salud”.