En un enorme campo frente al océano Pacífico, ante alrededor de un millón de asistentes, Francisco insistió en que la religión no es “algo pasajero; es nuestra vida”, en momentos en que los evangélicos arrebatan los fieles a la Iglesia católica y retroceden los números de sus sacerdotes.
“Los tranquilizamos y adormecemos para que no hagan ruido, para que no se pregunten ni pregunten, para que no se cuestionen ni cuestionen (...) tan solo porque consideramos que todavía no es su ahora, que son demasiado jóvenes para involucrarse en soñar y trabajar el mañana”, dijo el Papa.
“Y así los seguimos procrastinando y a muchos jóvenes esto les gusta. Por favor, ayudémosles a que no les guste, a que se rebelen, a que quieran vivir el ahora de Dios”, agregó Francisco. “Ustedes, queridos jóvenes, no son el futuro, son el presente”.
Centenas de miles de jóvenes peregrinos, que llegaron para la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), pasaron la noche cantando y rezando en una enorme explanada en Ciudad de Panamá y, por la mañana, se cubrían del abrasador sol con las banderas de sus países mientras oían la misa celebrada por el Papa.
A la ceremonia también asistieron el presidente del país, Juan Carlos Varela, y los mandatarios de Colombia, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras y Portugal.
El sábado, el primer Papa latinoamericano reconoció que la Iglesia se encuentra “herida por su pecado” en medio de un torrente de escándalos de abusos sexuales. El Papa llegó a Panamá el miércoles para la JMJ, un evento trienal que reúne al máximo jerarca de la Iglesia con jóvenes de todo el mundo.
Reinserción en la sociedad
El Papa Francisco pidió no estigmatizar y reinsertar en la sociedad a los reclusos durante una visita a una cárcel de menores en Panamá, en momentos en que las sobrepobladas prisiones de Latinoamérica son una cantera de criminales que ha convertido a la región en la más violenta del mundo.
Según cifras del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), uno de cada tres delincuentes de Latinoamérica reincide, la mayoría por crímenes más graves que los que los condujeron por primera vez a la cárcel, muchas de ellas hacinadas, sin control estatal y donde se comercializan drogas, sexo y armas.
Continuando con su práctica de visitar prisiones desde que era arzobispo de Buenos Aires, Francisco se reunió con privados de libertad en el Centro de Cumplimiento de Menores Las Garzas de Pacora, considerado una cárcel modelo, sin sobrepoblación y con una variedad de actividades para los jóvenes.
“Ustedes, chicos, los responsables de la custodia y las autoridades del Centro y del Ministerio, y sus familias, así como los agentes de pastoral, todos, peleen, pero no entre ustedes, peleen para encontrar y buscar los caminos de inserción y transformación”, dijo Francisco durante su homilía.
“Qué dolor genera ver cuando una sociedad concentra sus energías más en murmurar e indignarse, que en luchar para crear oportunidades y transformación”, agregó el primer Papa latinoamericano ante la atenta mirada de 180 jóvenes presos, la mayoría de ellos por robo.
Condenó la plaga de femicidios en Latinoamérica
El jueves, Francisco condenó la violencia y la “plaga” de feminicidios en Latinoamérica, una región que apenas alberga al 9 por ciento de la población mundial, pero donde se cometen el 39 por ciento de todos los homicidios del planeta.
Francisco llegó la tarde del miércoles a Panamá para participar de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), un evento trienal que reúne a decenas de miles de jóvenes católicos. Durante su gira, la primera a Centroamérica, también se reunió con el presidente del país, Juan Carlos Varela, y otras autoridades y visitará un hospicio para enfermos de sida.
Durante sus discursos, el argentino, hijo de un inmigrante italiano, criticó la intención de Donald Trump de levantar un muro en la frontera entre Estados Unidos y México para frenar la migración ilegal; dijo que reza por Venezuela, que atraviesa una crisis sin precedentes; y criticó la corrupción política.