Aunque aún no se sintió el impacto de los incendios en el suministro de agua, las autoridades australianas saben que los riesgos vendrán con las lluvias fuertes que ocurran en los próximos meses o años, mientras el territorio se recupera. En algunas zonas, las plantas potabilizadoras se han visto dañadas directamente por los incendios o afectadas por apagones causados por los mismos. Por otra parte, también pueden verse afectadas, debido a la acumulación de cenizas en las cuencas de sus embalses, que pueden ir a parar a las aguas arrastradas por la lluvia.
Otros contaminantes, como escombros, carcasas de animales y compuestos retardantes de llama pueden correr la misma suerte.