Gregorio A. Caro Figueroa
Columnista invitado

MIRADOR DEL DÍA

Mi candidatura y la libreta de almacenero

“Nadie rebaje a lágrima o reproche…”, la difusión de estas anotaciones en mi libreta de almacenero. Ella tiene insignificantes detalles de los costos de mi reciente campaña electoral. Nadie eleve a categoría de análisis político estos simples apuntes de minúsculas cifras.

Por Gregorio A. Caro Figueroa para NDS |

Los miles de ciudadanos que votaron confirmaron que la democracia se construye de a pie, no con derroches propagandísticos que pagamos todos.
Los miles de ciudadanos que votaron confirmaron que la democracia se construye de a pie, no con derroches propagandísticos que pagamos todos.

No borroneé estas líneas para explicar, y tampoco justificar, el resultado electoral de mi candidatura a senador en Salta por el departamento Capital. Estas hojas de libreta de almacenero son sólo descriptivas. No tienen enojos, fingidas modestias, ni euforias.

Mi candidatura fue una de las 13.470 que se oficializaron en Salta para competir en las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO), y una de las 18 que compitieron por la banca en el Senado representando la Capital.

Fui candidato de “Evolución Ciudadana”, de la Unión Cívica Radical. Esta lista integré, presentó propuestas y candidatos alternativos a los candidatos de las autoridades provinciales de la UCR. En la categoría senador provincial, el radicalismo oficializó cuatro candidaturas.

Junto a jóvenes candidatos de “Evolución Ciudadana” iniciamos la campaña electoral el 14 de julio y la cerramos el 10 de agosto. Nuestros candidatos compensaron la pobreza de recursos económicos con su gran capacidad de trabajo, cubriendo toda la provincia en una campaña “tracción a sangre”.

Los casi 5.000 votos que obtuvo mi candidatura duplicaron y, en algunos casos, triplicaron los logrados por candidatos apoyados por el oficialismo, por aparatos partidarios y con recursos económicos de menor y mayor cuantía. “Evolución Ciudadana” enfrentó tres aparatos tan bulímicos de recursos como anoréxicos de principios y de ideas.   

Un triunfo que no fue

Sumados los votos obtenidos por los seis candidatos a diputado nacional de la lista oficialista, “Unidad y Renovación” logró el 38.22% en la provincia. “Cambiemos” alcanzó el 23,08% y el kircherismo 17,38%. La lista de Zottos, dos veces vicegobernador con Urtubey, y su candidato preferido a diputado nacional, cosechó poco más del 11%.

Urtubey se presenta y aparece triunfador, cuando los números señalan que en estas PASO obtuvo el segundo peor resultado del peronismo desde 1946. En las elecciones del 25 de abril 1954 el peronismo en Salta tuvo el apoyo del 77% del electorado. En 1991 Roberto Romero descendió al 35,8%, el más bajo registrado hasta ahora. 

Si utilizo aquí un tono personal en el relato no es porque olvide o ignore que nuestro esfuerzo fue parte del que desplegaron los candidatos y adherentes de “Evolución Ciudadana”. Lo hago porque hice apuntes en la libreta del almacenero.

Afrontamos esta campaña si ninguna gigantografía, con muy pocos banner, carteles y volantes, pero con ideas y mística ciudadana. No pegué ni colgué ni un solo cartel individual. Los pases de la publicidad radial y de los spot televisivos fueron muy escasas.

Logramos estos resultados sin el aparato del gobierno, de municipios ni de la legislatura; sin padrinazgos ni bendiciones oficiales provinciales o nacionales; sin apoyos económicos abiertos o encubiertos.

Mi aporte se centró en entrevistas en radios, televisión, reuniones con radicales y ciudadanos independientes. En esa libreta, anoté día a día mis actividades. Allí consta que fui invitado a 12 entrevistas por radio; a 7 programas de televisión; a sólo 2 entrevistas en periódicos digitales (“La Gaceta” de Salta y “Informate Salta”), y a ningún diario ni semanario en papel, y tampoco a otros medios digitales.

Aunque algunos criticaron la falta de ideas y propuestas de la mayoría de los candidatos, ninguno de esos medios mencionó nuestras opiniones, tampoco mi candidatura. Este ocultamiento llegó al extremo de excluirme no sólo como candidato sino de negar mi condición de periodista con 52 años de ejercicio profesional.

Al final de cuenta en Salta, esto de matar civilmente a personas es antiguo y vil oficio lugareño. 210 años después de la abolición de la Inquisición, en Salta las “listas negras” se siguen escribiendo y aplicando. Ese modo de eliminar personas es un sustituto de los degüellos y matanzas reales de los tiempos en que la barbarie no era solapada: entonces era pura y dura.

Votos a 7 centavos

En mi libreta de almacenero están registrado cuatro o cinco viajes en taxi, por un total de $375. Si coloco este ínfimo gasto al lado delos 4.832 votos que recibió mi candidatura, la calculadora dice que cada uno de esos votos “me costó” 7 centavos.

A varios candidatos que obtuvieron una parecida cantidad de votos, ese costo fue de $150. A otros que lograron entre el 10% y el 12%, el costo se elevó hasta los $260, y aún más, por voto obtenido.

En una entrevista en una radio de un barrio, el periodista a cargo del programa disparó: “Dicen que usted hace campaña electoral con gran vehículo con chofer, como lo hace el candidato y niño mimado del gobierno de Salta”. Entiendo que viajar en colectivo no es una virtud, en todo caso puede ser una necesidad o una opción, dije.

Respondí: “En parte es así. La diferencia es que no utilizo coches oficiales. No tengo un solo chofer sino varios y el vehículo tiene capacidad para cuarenta personas”.

Al escuchar esto, el periodista se frotó las manos y se disponía a tirar otro dardo envenenado. Entonces añadí: “Esos choferes son los de SAETA (la empresa de transporte público) que manejan los colectivos del corredor del Valle de Lerma. Además uso ese servicio con mi tarjeta de jubilado”. Saqué del bolsillo esa tarjeta y se la mostré.

No tengo que olvidar que utilicé otra herramienta en la campaña: mis dedos índice sobre el teclado de mi computadora redactando textos que publiqué en mi Facebook. Ç

Igualitarismo fingido

Los estudiosos del tema de los gastos electorales explican que la competencia electoral con recursos equilibrados es lo que genera democracia. En el caso de Salta ni siquiera se puede hablar de equilibrio.

La Carta Democrática Interamericana en su artículo 5º dice que el fortalecimiento de los partidos es prioritario para la democracia republicana. Uno de los temas más importantes y pendientes es el alto costo de las campañas electorales y la necesidad de establecer “un régimen equilibrado y transparente de financiación de sus actividades”.

Los que hacen gárgaras con la palabra “igualdad” son los mismos que han montado una maquinaria electoral para triturar, no solo la igualdad de posibilidades, en la competencia electoral, sino también para hacer añicos la mínima posibilidad de equilibrio en los gastos electorales.

No hay aquí lágrima ni reproche. Los que emprendimos esta patriada recibimos un apoyo muy por encima de nuestros recursos. Los miles de ciudadanos que nos votaron confirmaron que la democracia se construye de a pie, con más ideas, conducta, compromiso y mística ciudadana que derroches propagandísticos que alguien paga: también los ciudadanos.

Los resultados nos confirmaron que la democracia es una construcción diaria, no un costoso tinglado que se arma para una elección y se desmantela al día siguiente, cuando cae el telón y, junto con el telón, los maquillajes y las costosas máscaras.-

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