Eran las 10 am aproximadamente cuando tocan a la puerta de mi casa, 2 personas de delantal blanco, mis hijos, escondidos al darse cuenta que eran enfermeros, y no pensaban salir para ser “victimas” de los “vacunadores”, como ellos los llaman.
Muy atentos, me consultaron sobre la cantidad de personas que habitan en mi casa, las edades y enfermedades preexistentes, para confirmar si estábamos dentro de algún grupo de riesgo por el COVID. Mi respuesta fue 15, 19 y 49 años. A lo que concluyeron con que no estábamos encuadrados dentro del sector de riesgo.
Luego vino la pregunta que no esperaba: están completos los esquemas de vacunas del grupo familiar?, respondí que mis hijos lo tenían completo, entonces me preguntaron a mi, a lo que no supe que responder, a mis 49 años no guardo mi carnet vacunatorio, supuestamente a mi edad eso no existe. Y si, resulta que si existe y lo siguiente fue despejar mis dos brazos para ser reiteradamente vacunada 3 veces para protegerme de enfermedades que no escuchaba desde que era chica.
Antes de los pinchazos les ofrecí entrar a mi domicilio, para trabajar mas cómodos en el living de mi casa, pero se negaron, explicándome que por la pandemia el personal de salud que visita los hogares tiene prohibido ingresar a las casas.
Agradecida al personal de salud por la buena atención, por trabajar bajo el sol un 1ro de mayo y con mis brazos perforados… y espero también mas protegida que antes.
Andrea Elías