Mientras se organiza el regreso a sus hogares de gran parte de los evacuados y autevacuados por la crecida del río Pilcomayo en Santa Victoria Este, estas familias consideran que a su vuelta les será muy difícil limpiar el barro acumulado y la podredumbre de los animales muertos y porque creen que el río ha decidido retomar un viejo cauce que pasaba por esos lugares.
Se trata unas 130 familias, 98 de La Curvita y 38 de Monte Carmelo, que huyeron a la noche, en medio de la crecida del río, y armaron un campamento al costado de la ruta provincial 54. “Ha pasado el río, volteó casas, perdieron todo”, contó el sociólogo y docente, Joaquín Vázquez, que el fin de semana pasado estuvo en el norte provincial, llevando ayuda para los inundados, de la colecta realizada por el Centro de Estudiantes Universitarios de Pueblos Originarios (CEUPO).
Aunque el gobernador Juan Manuel Urtubey haya dicho ayer en declaraciones al canal de TN que “no perdieron casi nada” porque “no tienen casi nada”, desde la perspectiva de los damnificados es evidente que han perdido mucho, todo lo que tenían.
“Para poder la gente volver a relocalizarse van a tener que hacer un plan de emergencia nacional, con construcción de viviendas, con todo lo que es limpieza de los lugares, buscar zonas altas, porque nunca había pasado que en esas comunidades haya tapado así el agua, y evidentemente volvió el río por esa parte y la gente no piensa regresar.
Están volviendo para poder sacar las chapas y algunas cosas que no se hayan mojado o perdido, pero no tienen en mente volver”, explicó Vázquez.
Precisamente, ayer la Cámara de Diputados de Salta pidió que se declare “zona de desastre” a la región afectada por las crecidas.
Desde el campamento algunos han ido a nado a sus comunidades y pudieron ver que el agua bajó bastante, pero que queda al menos medio metro de barro, en el que se descomponen los perros, chanchos, chivos y gallinas muertos.
El barro entró a las casas que quedan en pie, porque las de adobe cayeron y las de otros materiales están “ladeadas, medio acostadas”. “La gente pensaba volver para sacar las chapas, pero después quedó todo bajo agua, las motos”, los electrodomésticos, arruinados, igual que las siembras y el ganado.
La escuela también se cuenta entre las pérdidas, con las computadoras, libros y papeles arruinados, igual que la salita y la casa de una chica discapacitada. “Quedó todo bajo agua”.
Vázquez contó que el campamento de los refugiados de estas comunidades se armó con plásticos provistos por el INTA y que, si bien había miembros de Defensa Civil y recibían ayuda, no era suficiente.
Por caso, hasta el lunes contaban con 300 colchones para unas mil personas. Además, faltaban medicamentos. Esta comitiva de voluntarios visitó también otras comunidades, como La Puntana, Santa María y otras de la zona ribereña del Pilcomayo.