Valdez subraya que desde el 26 de septiembre vienen luchando con integrantes de la comunidad para apagar los focos de incendio. Ese día a la mañana se incendió el cerco uno de los pobladores don Hilario Gutiérrez.
"Todos juntos ayudamos a sofocar el fuego para poder salvar los cultivos que son el sustento de nuestra alimentación y economía. Nosotros pudimos apagar el fuego de la parte baja pero no de la parte alta porque no contamos con las herramientas necesarias. Los troncos de los arboles quedan incendiadas y como todo está muy seco el fuego avanza", afirma atemorizada.
Según publicaciones en las redes sociales enviadas a Nuevo Diario "actualmente hay muchos focos de incendios en la parte alta del cerro y otros que están avanzando hacia las viviendas".
En esa comunidad viven más de 80 familias. La cercanía del fuego produjo una enorme columna de humo que los está afectando.
"Ya no podemos respirar ni ver de tanto humo. Tenemos miedo por los niños y ancianos de la comunidad. También escuchamos explosiones de cargas que quedaron enterradas cuando diferentes empresas buscaban hidrocarburo y actualmente tenemos una empresa funcionando en nuestro cerro", relató.
El fuego está provocando un desastre en el ecosistema, animales, árboles nativos, pájaros. "No es solo una pérdida en relación a la economía, sino en nuestra identidad, el monte es parte de nuestra cultura guaraní ahí está nuestra medicina ancestral; nuestra espiritualidad y lo necesitamos para estar vivos", indican.
"Desde que se originó el fuego vinieron solo los bomberos de Tartagal pero solos no pudieron sofocarlo porque tampoco cuentan con las herramientas necesarias. Es imprescindible la ayuda y un trabajo articulado con el gobierno provincial para que con avionetas hidrantes puedan apagarlo".
Afirman desde la comunidad que el fuego no fue provocado por ellos que conoce y saben cómo preparar la tierra para cuando lleguen las primeras lluvias.