Entre sus demandas, que expusieron mediante notas al gobernador Gustavo Sáenz y al ministro de Educación, Matías Cánepa, también está la adquisición de un tractor, semillas para cultivar y comercializar, y un medio de transporte para que los niños concurran a la escuela que queda a dos kilómetros. Las notas fueron presentadas en marzo, por Leonardo Simplicio, cacique de la comunidad.
Adelina Montes, presidenta de la comunidad Salim II, explicó que luego que sus viviendas se derrumbaran por dos temporales que padecieron en noviembre del año pasado, decidieron construir sus propias casas con ladrillos. "No tenemos la posibilidad de tener una buena casa, nosotros vivimos bajo los plásticos y algunos no tienen casa. Tenemos la tierra y la leña y podemos hacer los ladrillos, pero tenemos que seguir esperando, porque nos dicen que son herramientas caras", agregó.
Contó que necesitan un tractor y otros insumos para sembrar y vender los cultivos; alambres para cercar, mangueras, motosierras, entre otras. También quieren trabajar en la producción de carbón.
A la escuela caminando
Por otro lado, Montes, contó que para asistir a clases, lo niños deben caminar dos kilómetros para llegar a la escuela de Padre Lozano, situación que les preocupa porque "muchos no quieren caminar", lo que provoca deserción escolar.
"Nos cuesta llevar a los chicos a la escuela, y nos preocupa mandarlos solos", remarcó.
Por último, Simplicio, quien es esposo de Montes, celebró que desde el martes la comunidad cuente con alumbrado público.
"Por años estuvimos a oscuras, era un reclamo que veníamos haciendo continuamente. Por suerte ya estamos iluminados", disparó.