Gladys Paz, una cabo que cumplía tareas en la División Vial de la localidad de Antillas, fue hallada el jueves alrededor de las 13:30 en la vivienda que compartía con el agente Nicolás García, ubicada en el barrio Carmen Salas, en Rosario de la Frontera.
La mujer policía, quien se desvivía por un hijo de 2 años, el cual tuvo con el agente, quien cumplía tareas en la dependencia policial de esa ciudad, fue hallada tendida boca abajo en la cama de la habitación con varios disparos en su cuerpo.
Por el momento se desconoce, o al menos, no se revelaron cuál o cuáles habrían sido los motivos del asesinato de la cabo, quien mantenía una relación sentimental con el agente, principal sospechoso del asesinato de la suboficial.
La policía descubrió el crimen debido a que la cabo Paz no se presentó en su puesto de servicio el jueves, por lo que sus compañeros comenzaron a mandarle mensajes y también la llamaron a su teléfono celular, pero no hubo ninguna respuesta.
Ante ello, el jefe de dependencia autorizó que la fueran a buscar a su residencia a fin de saber qué sucedía con la mujer policía. Al llegar a la casa, no hubo respuesta, por lo que se irrumpieron en el inmueble y se dieron con el cadáver de la cabo, el que presentaba visiblemente rastros de dos disparos.
Ruta de fuga
Lo que siguió fue conmoción y un profundo dolor el triste final de la mujer policía, pero también hubo espacio para la bronca por su asesinato y esa ira se dirigió a García, el agente de 31 años que era pareja y convivía con la suboficial.
Es que el policía no estaba en la vivienda, tampoco su uniforme, su motocicleta y mucho menos su arma reglamentaria, con la cual habría asesinado a Paz, al parecer, como epílogo de una discusión que la pareja tuvo en horas de la madrugada del jueves.
Se desconoce la razón de esa disputa, aunque las especulaciones giran en torno a motivos pasionales, reclamos de conducta entre ambos, o bien, por parte del sospechoso. Lo cierto es que Paz apareció muerte y su principal sospechoso se dio a la fuga.
Lo que siguió al hallazgo del cadáver de la policía, además de las diligencias de rigor por parte de los peritos y la fiscalía, fueron escenas encontradas entre el dolor por la muerte de la cabo y la indignación por el agente que la mató y escapó.
Aunque se especuló que el efectivo se habría fugado con el hijo de dos años, se corroboró que el menor estaba en la casa de familiares de la suboficial. Asimismo, se confirmó que el agente se habría fugado hacia la capital salteña.
La hipótesis más firme apuntaba hasta ayer a que el agente recorrió en su motocicleta de 110 cilindradas unos 185 kilómetros hasta esa ciudad, donde habría visitado a sus padres, se sacó el uniforme y volvió a salir con ropa civil, sin que se conozca aún su paradero.