Empezó a resistirse, llegó su mujer, y terminó con seis tiros de balas de goma en distintas partes de su cuerpo, y sus dos pequeños hijos escondidos debajo de la cama.
La denuncia la hizo mi señora porque a mí no me la quisieron aceptar”, dijo Cuello a Nuevo Diario al contar los acontecimientos que ocurrieron en un barrio de la ciudad de Orán aquel día que los uniformados ingresaron a su domicilio mientras estaba solo.
Cuando llegó su esposa con sus hijos de la escuela empezó a gritar solicitando saber qué pasaba en el fondo de su casa. En el momento que Cuello quiso llegar hasta el baño que se encuentra en ese lugar los policías lo alcanzaron.
Fue entonces que una policía tomó de la mano a los pequeños y los llevó adentro pidiéndoles que se metan debajo de la cama. La esposa de Cuello, Jimena Guerrero, fue a ver a sus hijos y entonces escuchó “como un estruendo”. Al llegar, la mujer vio sangre en el piso. En ese momento llegó un móvil del 911 que había sido convocado por Guerrero por los hechos que ocurrían y la Policía se fue.
“Yo les pedí que me lleven al Hospital, pero me tuve que ir por mis propios medios”, dijo Cuello al contar que su esposa lo llevó a la guardia en la moto.
Mientras lo atendían con las curaciones correspondientes, los policías que lo querían arrestar volvieron a aparecer y lo demoraron hasta las 21 de ese día.