Estas pistas se vieron reforzadas por la investigación de campo, la que permitió establecer el vínculo entre los imputados.
De esta manera, se logró la identificación de todos los domicilios, donde se realizaban los servicios sexuales, en el mismo se pudo observar la llegada de clientes, quienes después de determinado tiempo se retiraban previo pasamanos con las jóvenes que los recibían.
Para obtener evidencias, la fiscalía se valió de la figura del "agente revelador", herramienta establecida en el Código Procesal Penal Federal que permitió la identificación de los otros inmuebles utilizados por la organización, caracterizados por ser domicilios cercanos a la zona centro de la ciudad.
Por otra parte, el fiscal reforzó la imputación con pruebas surgidas del análisis de llamadas e incluso el rastreo de numerosos giros de dinero entre las imputadas. Las transferencias eran parte de las ganancias de esta actividad delictiva, pues la organización se quedaba con el 50 por ciento de los servicios sexuales.
Toranzos explicó que, en su tarea de campo, los investigadores hallaron prueba documental clave al registrar la basura de uno de los domicilios. "Se trata de registros y anotaciones de los servicios sexuales, nombres y detalles de cómo se debía repartir el dinero y otras pruebas que comprometen a las acusadas", señaló.
Todos estas pistas fueron corroboradas con las pruebas obtenidas en los allanamientos, oportunidad en la que se secuestraron numerosos elementos, entre ellos dos dispositivos de cobro electrónicos, lencería erótica, alrededor de 90 mil pesos, fotografías y 19 teléfonos celulares.
Las tareas investigativas fueron realizadas por divisiones especializadas en la materia, tanto de Gendarmería Nacional como de la Policía de la Provincia, las que actuaron bajo la coordinación del Área de Casos Complejos de la fiscalía.
La fiscalía sigue adelante con las pesquisas, ahora centradas en las pruebas secuestradas en los allanamientos.