El Millonario bajó con un título el telón de un año en el que tuvo como gran objetivo la conquista de la Copa Libertadores, en la que fue eliminado por Lanús en semis. Pero terminar con vuelta olímpica en el último juego es algo que siempre debe valorarse.
Se destacaron Scocco, siempre decisivo fue el autor del primer gol; Ponzio, que sigue siendo el líder espiritual del equipo; y la clase de Nacho Fernández, quien con un golazo marcó la diferencia definitiva cuando arrancaba el complemento. Claro, también estuvo lo otro, las tremendas fallas en defensa, fundamentalmente por las pésimas tareas de sus centrales, Maidana y Pinola.
Enfrente tuvo un rival con hambre de gloria y que buscaba el primer título de su vida. Atlético Tucumán, con el Pulguita Rodríguez como goleador y bandera, dio batalla y tuvo hasta algunas situaciones propicias para contar otra historia cuando el juego estaba 1-1 y en la última del juego para forzar los penales, pero murió de pie y con el reconocimiento de su gente.